sábado, 29 de diciembre de 2007

¿Sabes... ?

... que amanezca para quien lo necesite.
Para quien tenga algo.
(o alguien)
Yo no. No espero nada.
Nada.

Todo es demasiado complicado.

Pero dicen que
"si algo ha de pasar pasará"
Si consiguiese creerme estas palabras
quizás mañana me despertaría de buena gana.

Quizá algún día será mi día.
Tal vez.

Así que...

... esperaré impaciente al amanecer
-por si acaso.
Y mientras,
cómo evitar sentirme estúpida...

lunes, 24 de diciembre de 2007

Díamalo

... Hoy es Díamalo. Y no; no es un concurso de obviedades ni yo soy tan competitiva en ello como House. Es que a mí las Navidades me sulibellan, me obnubilan, me alienan, ¡ea!
Para celebrarlo como merece he estado en el Carrefúr de mi ciudad, Pryca para los palentinos de pro. Compruebo entusiasmada cómo este centro comercial sigue enorgulleciéndose impertérrito de colocar la sección de tallas grandes junto a la bollería industrial.
Guau. Eso sí que es preocuparse por nuestra conciencia y lo demás zarandajas, fruslerías; mandangas, vaya. Dios; hoy estoy alegre con los sinónimos rebuscados y la gramática redundante. Debe de ser eso que llaman el espíritu de la Navidad. Si es que existe...
Y, viendo el tremendo riesgo de que esta entrada sea una nueva excusa para mis desvaríos mentales, me despido con la poca dignidad que aún conservo.
Sed buenos y aparentadlo -sí, a veces veo Identity, qué pasa.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Soneto al desengaño

Despeina la luna, derrocha besos,
pero tú tranquilo; yo soy de hierro,
te dio miedo buscarme entre el hielo.
Tan sólo quise robarte unos versos.

Tonta me dijeron; ahora toca tragar,
atracar un pobre banco en Enero,
los bolsillos llenarme de tu dinero,
aprender a odiar, a naufragar...

Hoy día mis días desprecio en realidad,
solías ser mi manual de autoayuda.
Y sabes hacerme daño de verdad.

Le robaste tus letras a Neruda,
no sé qué más quieres ya, ¿verme llorar?
... Muerde el dolor como una barracuda.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

El limón indefinido

Hoy mi buen amigo bastón-largo, proyecto de médico, volvió a aprovecharse de mi aburrimiento.
Y ahí estaba yo, de nuevo en una clase que no tengo. Ginecología y obstetricia, para más señas. Toma ya.
¿Suena mal? Pues bueno fue.
Miedo inicial de que el simpático profesorcillo descubriera que servidora es sólo una pobre Bióloga primeriza. Risa nerviosa y, por qué no, cierta expectación. Comienza la clase, y "déjame mirar los apuntes que si no se nota mucho"
El señor saca un puntero que más bien parece un taco de billar. A mí... A mí me da la impresión de que todo el mundo entiende. Y caigo en la cuenta de que soy oficialmente la "alumna" más pequeña del aula, exceptuando quizá algún que otro hematí.
Bueno... Daría el pego de no ser por mis marcadas expresiones de asco ante imágenes de patologías vaginales tales como prolapsos genitales o los dolores más puntuales del mundo: los quistes de Bartolino, en palabras del docto doctor -valga la redundancia:
Duelen a las 3 y a las 8 ya tienes la vagina asín de hinchá.
Pero claro, es que los médicos ya tienen los ojos pelados de tanto andar por la jaula. Ante esas dantescas y peludas visiones ellos como si nada, oye. Yo, a cuadros.
Durante la clase me perdí completamente y dejé de reconocer mi propio conejo... Fuera caras raras, por favor; sólo estoy hablando del forro de la capucha de mi abrigo; lo rocé con la mano y no supe lo que era... Que una tiene que explicarlo todo...
Pero sin duda la perla de la clase ha sido el caso del endometrio monjil.
Me explico:
Una vez vino una monja a la consulta. Sí, una monja. El caso es que tenía endometrios en los bíceps y cuando menstruaba la mujer se ponía que ni Schwarzenegger.
¿Entendéis? Yo, no.
... Y tras esta maravillosa hora en la que, a juicio de bastón-largo, me lo pasé pipa y lo que "aprendí" podrá serme de gran utilidad en un futuro, nos fuimos a comer.
Y nos ponen paella. Con limón. Ejem. Qué tos más tonta.
Y tras exprimirlo -como mis entradas- quedó una imagen como ésta.
Y claro, tras pasarnos una hora viendo vaginas... Adivinad a qué se nos parece...

Como el hipo

Hoy, perdida como siempre en medio de una inmensa hora de Bioquímica, volví a elaborar una de mis teorías instantáneas -como el café etiquetado; bien domesticado en su botecito multinacional.
Tú... Tú eres como el hipo. Eres una sensación mundana, que afecta a todos. Provocas risas y dulces compadecimientos. Todos -todos, sí- te hemos sufrido alguna vez.
Qué cosa más tonta -y más cabrona- eres.
Vienes sin avisar y tu llegada no es nunca bienvenida. Inoportunamente nos haces saltar, temer, reír, llorar; tratamos de disimularte y no podemos. Bueno... Quizá no queremos.
Al menos no quiero yo.
Eres, además, ridículamente molesto. Y nadie -nadie- sabe a ciencia cierta cómo desterrarte. Cada cual cree estar en posesión de la verdad, con mil remedios y fórmulas que -se supone- harán que no vuelvas.
Y, como el hipo, te vas dejando un dolorcillo que tiene mucho de orgasmo.

martes, 18 de diciembre de 2007

Soneto al plasta

Para hablar de ti te pusimos mote.
Como un dictador, fase de meoisis,
canción con chocolate; nos salió así.
Y es que no queremos que se nos note.

Raro pareces, plata tampoco eres,
yuyu nos dan tus lunas messengeras,
amigo caracol, que no te enteras,
con un poco de de suerte igual te mueres.

Es broma, joder, no te lo tomes mal,
eres más majo que los hematocitos.
... Bueno, vale, sí, me caes pelín fatal.

Ya ni podemos pedir "un poquito",
la marca del tiburón es mundial.
"Parece que quieres me vaya", cito.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Los retos y yo. Yo y los retos.

¿Alguna vez has pensado qué es lo que le da sal a tu vida? ¿Por qué aceptas vivir, que los días no se deslicen sin más, seguir arrancando la hoja del mañana en tu gris calendario?
Mi vida es una lucha. Por eso quiero seguir viviéndola.
No; mi existencia no es desgraciada, ni las condiciones en que me encuentro podrían calificarse de áridas. Tampoco es que no haga lo que me guste, ni que desconozca el sabor de la felicidad -sabor que, por otra parte, es diferente para cada uno de nosotros.
Sencillamente me gustan los retos.
¿Optar por el camino fácil, la opción cómoda... ? No, gracias.
¿Quedarse callada cuando sabes que eso te evitaría problemas? Tampoco.
¿Elegir una personalidad muda, integrada en la masa colectiva, aparcar mis gustos particulares, maquillar mis filias y fobias? No... no me verás así.
Sin embargo, no son estas las batallas que me hacen sentir que sigo viva. No; estas pequeñas rencillas no me preocupan en absoluto. Son meros soldaditos de plomo que, ciegos, se malhieren en una inmensa guerra, absurda como todas.
Mi lucha particular es -como no podría ser otra- el amor; mi némesis. Desde que descubrí esta maldita, bendita emoción jamás lo he tenido fácil.
Un día elaboré mi propia teoría:
A cada persona nos atrae un defecto hasta los límites mismos de la perdición.
Si encuentras a una persona enviciada en ese defecto, estás atrapada. O atrapado.
Mi defecto particular es socialmente repudiado por los demás. Sé que si te lo cuento enseguida oiré cómo me dices que no soportas a esa clase de personas. Y yo haré como que te entiendo, y me lamentaré de mi debilidad, y esbozaré una sonrisa que se supone pretende excusarme con dulzura.
Y tú menearás la cabeza y me compadecerás, regocijándote mientras piensas en el
-seguro- mucho más encantador defecto que te atrae.
Pero en cuanto me des la espalda, pensaré que tú no conoces el sabor de los canallas. Me reiré abiertamente de tu desprecio por ellos, de tu preocupación por el daño que me puedan hacer. Créeme; lo sé.
Y me solazaré en el placer infinito que sé se obtiene cuando te ganas el respeto, el cariño desmedido de uno de ellos.
... Y es que está claro que a mí me atraen los abismos. Si no no puede explicarse lo que ha anidado en mí disparando todas las alarmas de peligro.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Terminar con todo

... Hay veces en que la contradicción entre querer y poder se muestra más fiera que nunca. En ocasiones debes elegir no entre lo que quieres y lo que no; sino entre morir o vivir, ganar o perder, ser o no ser.
Ojalá toda esta locura pudiera liarse en un pequeño cigarrillo, fumármelo y terminar con todo.
Aunque ya se sabe que los sentimientos son como esos cánceres con filtro: nunca vienen solos -sino con una docena de compañeros-, y parecen terminarse pronto; pero dejan su huella en forma de tumor.
Benigno o maligno, ya es otra cuestión. Duelen igual.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Soneto a House

Qué cutre queda decir en español
que te llamas doctor Gregorio Casas.
House mola más; con las pastis se pasa,
vicodina versus paracetamol.

Ninguna mujer debería quedarse
-o eso dice él, fantasma- sin probarle.
Si Greg se cree que va a aprovecharse
cinco amigos deberían consolarle.

Su mala leche no es -je- condensada.
Por su largo bastón yo más bien creo
fruto de una infancia traumatizada.

Seguro que House se confiesa ateo,
"es Dios"; dice Cameron admirada.
... La verdad es que este doctor no es feo.

sábado, 24 de noviembre de 2007

No son los kilómetros

¿Caos? ¿Caos lo llaman?
Una palabra no basta nunca; pero ésta -a veces- sí. Caos. Caos, caos, caótico, caotizante. Así es.
Tanto tiempo sin ti, tanto tú sin mí, tanto todo... Temo el reencuentro, ¿qué será, será? ¿Tocará llorar, recordar, abrazar, tocar, besar... ?
¿O sólo habrá dos pares de ojos que se reconocen, una llama azul de butano que agoniza de vergüenza, dos cabezas que se agachan -y se niegan la visión la una de la otra-, y cuatro pies que sólo saben dar pasos de los que alejan?
A veces toca imaginar la versión bonita. Otras la real.
... Qué miedo tengo; y eso que a veces logro no quererte - o al menos quererte menos, odiarte un poco, creerte loco. Temo que los 49 ridículos altares que te he erigido no sirvan de nada. Ni hayan servido.
(...)
¡No, no dejes que diga esto! Llevo demasiado años creyéndolo; que todo merece la pena y tiene su sentido exacto -como los relojes suizos. Tú no eres una excepción; no puedes serlo. Y... ¿sabes? Ha sido genial todo el dolor que me has causado.
Te quiero, pero ahora estoy realmente lejos de ti. Y no son kilómetros. Somos nosotros.
Parece que hay una pausa para publicidad en lo nuestro. Aprovecha y ve al servicio. No olvides bajar la tapa... No creo que vuelvas, así que no está de más que tu huida sea decente.
Bájala, he dicho.
... Joder, estoy harta de tener que andar tras de ti. Que la bajes.
Ya.

martes, 20 de noviembre de 2007

... No es la lluvia

... Todo es un absurdo viceversa; todo.
Cómo me miras, cómo simulas a la perfección un has muerto para mí. Lo sé. No puedo verte, pero imagino claramente todos tus noes, las heridas que te infringes y en realidad sólo muerden tu piel dejando intacto ese corazón de manzana; tu alma.
Hace mucho tiempo que este espejo se quebró. No queda un miserable reflejo, pero sí tus viejas telarañas, ¿puedes verlas? Estos ojos; tus ojos se ven membranosos, hundidos en cavernas hechas de paralelismos... Pero áun eres reconocible. Sigues tan guapo.
¿Bailamos con lo surreal? Tengo unas bonitas botas que no se hunden en tu mierda. Sería maravilloso estrenarlas junto a ti.
Pero ya no serás, ni seré yo, ni seremos una pequeña nada siquiera. El silencio resulta fascinante sin nuestras antiguas batallas... Y claro, ahora te has dado cuenta. Demasiado tarde.
No es la lluvia; sé que eres tú quien escupe esas asquerosas flemas contra mis ventanas. Púdrete.

Llueve; y eso me pone triste. El texto no va por nada ni nadie; sencillamente pedía a gritos que lo tecleara. He obedecido.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Sexo, orgía, ¡arriba Biología!

Ayer lo canté a todas horas. Incluso hubo quien -yo- se atrevió a versionar el "Umbrella" de esa cantante llamada Rihanna; algo así como "ía, ía, eh, eh, que viva Biología, ía, ía... "
Hoy... Hoy cuelgo la maltrecha bata tras la puerta y me sonrío al recordar las historias que hay tras cada una de las firmas y dedicatorias. Me pintaron la nariz de naranja -protesto señoría; estoy hecha toda una limona- y unas enormes ojeras negras de cera Manley. Dos grandes "N" también, por supuesto. Ni que decir tiene.
A las 9 y pico de la mañana no se rige. Tal vez por eso ningún novato quería saltar a la comba, así que me sentí más de pueblo que nunca y me lancé a ello. Pronto éramos multitud. Rebotaban las chapas en las solapas de mi bata -prefiero ENZIMA, Ahora Toy Pedo. Alguno desayunó calimocho; no fue mi caso, tenía prácticas, paradójicamente de Biología general.
En el laboratorio éramos 19, observando meristemos embrionarios de cebolla. Una chica tenía exceso de alcohol en vena y preguntó a la profesora si sabía con qué rimaba cebolla. Más tarde, evaporando tinciones con un mechero de alcohol, le hervía la muestra de su portaobjetos y gritó que olía a turrao... Virgen cristo; qué malo es el alcohol. Escribimos en nuestras batas "Yo fui a prácticas el día de la fiesta"; qué pasa.
Y luego, camino del Multiusos, nos juntamos con dos rezagados de Químicas y una panda de travestidos sevillaniles, loando la pericia del conductor del bus como locos. Se palpa la fiesta, me digo un poco asustada. No he visto tantos estudiantes juntos en mi vida.
Mentira; vi más en el Multiusos. Fiu, fiu, fútil onomatopeya de silbido. Los grupos que tocaron no eran buenos, pero a veces todo lo que se necesita es un poco de ruido. Qué de fotos tengo toda pintarrajeada, cada una más disparatada que la anterior; y así hasta 129. Pero claro; es que la alegría no es fotogénica.
Terminó a las cuatro y había hambre. Dicho y hecho, acopio de jamón y una barra de pan en el Carrefour Express y a comer en las escaleras. Me estaba quedando pajarito; tan sólo llevaba la camiseta de las fiestas y la bata, así que otra vez de camino al centro. Allí más de lo mismo, vacile a una pobre chica que vendía entradas de garitos incluido.
Por último vuelvo a mi residencia. Ducha y a dale que te pego a frotar cual anuncio de detergente barato para borrar de mi cara leyendas tales como "I love Chema", siendo Chema el profesor de Química. Cena y a la calle de nuevo, esta vez con los de la resi. Un par de pintas y un reconstituyente con forma de bocata de lomo. Grandes risas y mejores amigos, vuelta a las 3 que estaba fatal.
(...)
Y lo que queda es una difunta bata, locas imágenes y esta cronicucha acelerada, con demasiadas comas y pocas licencias poéticas. Pero es que cuando eres sencillamente feliz tienes que cuidarte de no reventar por su culpa; y por eso escribes sin mirar.
... Quizá deba volver a hablarme con la prosa.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

San Alberto 2007

Mañana es San Alberto Magno, patrón de las facultades de Biología, Ciencias y Ciencias Químicas. No he conseguido la camiseta, pero el portamóviles, el mechero y la mochila que se venden en mi universidad para sacar dinero en las fiestas llevan mis dibujos. Tres de cuatro; no está mal. El año que viene, a por el pleno.
Y ... Yo sólo puedo decir que soy muy feliz aquí. Casi me da miedo.
Siento que es momento de vivir y leeros; más tarde de escribir todo lo que trepa en mí como las enredaderas... Durante quizá demasiado tiempo he creado mis historias -¿mi vida?- ficticiamente. Éramos ... mi imaginación y yo.
Ahora, ¡ahora voy a existir! De hecho, existo. Como ya casi no recuerdo.
No escribiré ya, pues: describiré.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Soneto al fantasma

Despierto con los ojos tan dormidos
que no me reconozco en los espejos.
Ahora te veo desde muy lejos;
jamás nada de esto tuvo sentido.

Tú sólo eras un sucio fantasma más,
yo una de tantas, tu sábana blanca,
notas que la guitarra no te arranca.
Sí... Después de mí tú también llorarás.

Tienes corazón de hierro barato,
aliento de jabalí acorralado,
pero sutileza te falta un rato.

Es el principio de un fin anunciado,
fuera de mi vida, esto no es un trato.
Y lo nuestro sólo a ti te ha gustado.

domingo, 28 de octubre de 2007

Los bloggers sí existen

O al menos eso parece confirmar Vitote, una persona como cualquier otra.
Aprovechando que ambos residimos en Salamanca, un café y la cercanía son las excusas perfectas. Quedamos ayer en el 7 en el Pato Rojo, "punto geográfico intermedio" entre los dos. Como siempre, calculo mal el tiempo y mis rápidos pasos son causa de que su puntualísima llegada a en punto parezca retraso por mis menos cinco.
... Si es que... Cuándo aprenderé a retrocalcular bucles espacio-temporales como Dios manda...
Como digo, llego pronto y me pongo a pensar en los múltiples inconvenientes de tener una pésima memoria fotográfica; ¿cómo narices -por no decir otra cosa- voy a reconocerlo? Venga Alicia, haz memoria: nací en Palencia en 1989, estudié en... ¡No, de la histórica no!
Pero Vitote llega, y antes de cruzar el paso de cebra sonríe y lo reconozco. Sonrío yo también.
... Y el café -al próximo invito yo- podría resumirlo en una entretenida y divertida conversación, ausencia de silencios incómodos y un buen paseo. Me encantó conocer a un blogger y descubrir que tras las letras existe la persona, y que para colmo es simpática y abierta. Lo pasé estupendamente.
Ojalá pudiéramos conocernos todos algún día. Ojalá.
Quién sabe.

No sabéis cómo lamento no poder escribir a diario. Se me agolpan las letras, porque rara vez encuentro el tiempo para este mi pobre Limón. Por suerte llega el puente y pondré remedio a esta sequía involuntaria de entradas.

domingo, 14 de octubre de 2007

Soneto al canalla

Mal cobarde, hombre de hielo, ladrón,
no te acerques a menos de infinito,
lo tuyo no es amor, menos bonito;
con razón te apellidas López Cabrón.

Crecen historias sobre tus ojeras,
sigues triste, sigues siendo un encanto,
no te rías de mí, no es para tanto,
en esta madrugada no te enteras.

Oye, tú: estás hecho todo un canalla,
y hace mucho que ya no me sorprendes,
escúchame tú ahora, atiende y calla.

Es fácil: no creas que no me entiendes,
jamás te mereciste esta medalla,
largo y búscate otra, a ver si aprendes.

viernes, 12 de octubre de 2007

Hoy el caos...

La soledad dura poco en el caos.
Porque apenas das un paso, tímidamente, apenas desenredas una madeja de brillantes pensamientos; tropiezas. Como ladrillos mal colocados en un apacible paseo marítimo, las juntas de lo que está bien o está mal sobresalen sin remedio. Y el equilibrio se fragiliza. Fuera la simetría.
Me da miedo hurgar. El ordenado esquema se perdió; no lo encuentro. De quién era esta cara, qué viví contigo, por qué se supone que no he de olvidarte. Y yo que sé.
¿Y si me da igual hoy, aunque mañana no lo soporte?
Como el ruido blanco de una emisora perdida, como el folio borratajeado que agoniza en la papelera. Como esa persiana que siempre olvidas bajar. Como todos alguna vez; hoy me rodea el caos.
Y se está bien a su lado. De momento no ahoga. Ya veremos.
Así que hoy no me siento albañil. Dejo la paleta y el cemento de lo correcto a un lado. Y me limito a soñar.

domingo, 7 de octubre de 2007

Antídoto

... Una cabra -y su solo de violín- han hecho magia sin darse cuenta. Preguntaron; y les brindo un toma ya. A efectos prácticos, han predicho que le vería.
¿Ahora? Ahora le hablo a él.
Echaba de menos echarte de menos. Por eso, camuflada por la noche, pasé a tu lado y fingí no verte, como antes; como solíamos hacer el uno con el otro -en un intento barato de sintetizar un ramillete de celos. Pero tú no; me recordaste que puedes -y sabes- sorprenderme sin esfuerzo.
De ahí tu largo abrazo de lobo, de ahí esos besos fronterizos con mi cuello. De ahí tu sonrisa que, en luces de neón, anunciaba que hasta esta noche me habías echado de menos.
Conseguí dos fotos en las que tu mano fue hiedra en mi cintura. Una rareza en ti; y en mí. Alguien te dijo que me sacaras guapa, y tú aseguraste que eso siempre, siempre. Entonces cometí un error y miré tus ojos verdes una vez más -y casi me matan. Mierda. Asumiste de nuevo tu viejo uniforme de vigilante nervioso de mí.
¿Luego? Luego vino una charla desvergonzada por mi parte. Vivir lejos de ti ha hecho que te pierda el miedo. Si no, ¿cómo habría dicho lo que te dije? ¿Atreverme? No hasta ayer.
Pero recuerda; somos nosotros. Lo fácil hace tiempo que nos abandonó. De hecho, nuestro compañero fiel ha sido y será lo imposible.
Así que, como siempre, algo o alguien hizo imposible lo explícito.
Pero me voy -y no temo- sabiendo que algo ha cambiado: Ahora soy yo el veneno.
¿Lo demás? Sabes que no es verdad.

sábado, 6 de octubre de 2007

Ciudad ladrona

... Las sensaciones no me dejan escribir. Tan sólo quieren liberarse, martillear las teclas y tatuarse en pantalla.
Salamanca ya me ha robado el corazón. Es una ciudad ladrona, un Robin Hood de la soledad. La primera noche me sacó todas las lágrimas; y por ello la maldije. Qué tristeza se llevó, sin embargo.
A cambio de esas gotas saladas me regaló una vida pararela; van ya dos semanas. Llamadlo nuevo hogar, si queréis. Me regaló una flamante rutina que jamás me aburrirá, una facultad, una ilusión; unas alas eléctricas a motor.
Entre papeles de colores imaginarios, he descubierto miles de caras nuevas -que intuyo serán grandes amigos. Apenas he vuelto y ya los echo de menos.
Sin embargo... No llores, Palencia. No, mi pequeña. Tú y Salamanca os vais a llevar bien. Mezclaros y haced magia conmigo.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Primera noche. Primer día.

... ¿La primera noche en la residencia? Triste. Vacía.

Ese amargor... Aquello -no muy diferente de pura y dura soledad- era como un ácido que tenía que sacarme de dentro junto con un buen montón de sentimentalismos.
Lo hice. A duras penas, pero lo conseguí.
Después adaptarse no fue fácil... Cómo te llamas, qué estudias, de dónde eres... No recuerdo haber preguntado más en mi vida. Demasiada información, mucho que observar, amigos que buscar... Y sólo han pasado seis días allí.
Mil novedades atacándote juntas. Una mansa -y reconfortante- rutina aún inexistente.
¿Ellas? Casi todas de Farmacia o Enfermería, formando una apretada piña agrupadas según su carrera. Dos o tres son agradables. De las 24, ninguna de Biología.
¿Ellos? Mucho más fáciles de tratar, casi siempre con una amable conversación, más habladores, más simpáticos. De los 86, sólo uno primerizo en Biología, y no está en mi clase.
¿Amigos? Ya he hecho. Todos chicos; siete en total . De Zamora, de Cuenca, de Logroño, de Vitoria, de... Estupendos.
Ahora sí. Sí con amigos...
Me siento un poquito más como en casa.

... ¿El primer día en la facultad? Interesantísimo. Genial.

Esa sensación... Aquello -no muy diferente de pura y dura expectación- era como un bálsamo que me bañaba por dentro junto con un buen montón de nuevas inquietudes.
Lo disfruté. Espero seguir haciéndolo.
Después adaptarse fue asombrosamente fácil... Cómo te llamas, de dónde eres, nos sentamos juntos... Salvo en la residencia, no recuerdo haber preguntado más en mi vida. Demasiada información también, mucho que observar, amigos que buscar... Y sólo han pasado cinco días allí.
Mil novedades rodeándote juntas. Una mansa -y reconfortante- rutina ya existente.
¿Ellas? Agradables, de mis mismas ideas. Enseguida hemos conectado y comenzado a trabar amistad. Algunas de ellas futuras médicos, enfermeras o biotecnólogas que no pudieron entrar.
¿Ellos? Exactamente lo mismo. Responsables, simpáticos. Unos cuantos no pretendían estudiar Biología, pero aquí están. Bastante cercanos.
¿Amigos? Ya he hecho. Chicas y chicos. De Salamanca, de La Palma, de Cáceres, de Zaragoza, de... Unos de futura bata y otros de futura bota -como yo-; pero todos biólogos.
Ahora sí. Sí con amigos...
Me siento un poquito más como en el colegio.
No puedo actualizar tan a menudo como me gustaría. Gracias por seguir leyéndome a pesar de todo. Seguiré informando de mis aventuras y desventuras en Salamanca.

sábado, 22 de septiembre de 2007

De color siena tostada

Insisto en que ya debería estar allí, pero ni caso.
Maletas con y sin ruedas, cajas, mochila, la lámpara de lava que me regaló mi hermano, y otras tantas cosas ya están en campo charro. Pero él no.
Mi corazón se cruza de brazos y, aunque sigue en mi pecho -allí late-, me mira enojado y se niega a partir. Dice haberse envenenado de estas calles, de mi infancia, de toda una vida en Palencia.
Argumenta que no está listo para marchar. Que quiere empaparse de lo que lleva alimentándose dieciocho años. Que es un órgano provinciano, de ciudad pequeña y gris, de caras conocidas y días sin lluvia.
Yo le tiendo una mano; y Salamanca es también -mi querida- Castilla, y ciudad pequeña aunque de color siena tostada, y las caras serán conocidas, y allí tampoco llueve.
Entonces me mira, y da un pasito hacia mí. Reniega; y un tranco más. Se siente un poco como un péndulo entre este hogar y otro.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Intensidad

Salgo de una anestesia que jamás quise inyectarme. Que tus venenos corran por mis venas junto con tu carácter.
... Aunque a veces consigo algo parecido al olvido, una mala imitación de independencia de ti, me sonrío y sigo adelante. Sé que bastan tus ojos verdes para que arda París. O tu cercanía, o algunas palabras, o la risa tuya. Digamos que bastas tú. Para todo.
Eres como un astuto felino. Pero nadie como yo te caza; y cuando te busco de veras -porque quiero, porque lo necesito- te encuentro. Siempre.
Hoy... Hoy tan sólo quería verte y poder afirmarlo una vez más: me gustas. Estoy en pleno acceso de fiebre de ti. Por eso tan sólo escribo tonterías gastadas, nimiedades que todos han escuchado ya. Me concedo un rato, unas líneas concentradas a diario; para manejaros a ti y a la intensidad con que me atrapas.
¿Sabes? No querría conocer a quien pudiera hacer que te olvide. Una criatura tan fascinante seguro que sería peligrosa.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Intentándolo

... Voy gestando una novela, aunque tal vez aborte en relato.
Siempre lo intento. Nunca acabo. Los personajes se me van muriendo apenas nacen; y piden el fin de la historia. Yo me siento incapaz de torturarlos y obedezco.
¿Alergia a los diálogos?
No. Pero sí incomodidad entre ellos. De ahí su escasez entre mis ficciones. Pensar y no hablar, qué absurdez. Cómo puedo creer que un pensamiento suple una palabra... No lo puedo evitar, es mi estilo.
Así que escribo, y empiezo rápida, y... lo dejo. Una vez más.
¿Cuántas páginas incompletas? ¿Y vidas apenas esbozadas... ?
Basta.
Me cuesta dar un nombre a mis creaciones. Mucho más a mis personajes. Mujeres, niñas, chicas... Ellas casi no existen en mis historias. Corro peligro de divagar.
Pero nunca nada fue fácil.
Esto, tampoco.
Por eso sigo intentándolo.

martes, 18 de septiembre de 2007

Souvenirs

Que sí... Que te quiero.
Puede que odie el Verano porque desgarra tiempos, y espacios; y te arrebata de mi lado. Porque vacaciones son antónimo de verte a diario. Porque .
Porque no soy parte de ningún rebaño de enamoradas y tópicos, y porque Junio, Julio y Agosto no rimarán contigo jamás.
Tal vez no hable de ti en días; y dos veces no basten al resto.
Pero es que nadie entiende... Así me gusta. Creed que no es cierto.
Ayer volviste a mirarme como recordaba. Tres meses no harán que cambies.
Puede que hayas crecido, pero un pesado arcón del pasado sigue siendo tu equipaje de mano.
Y... ¿Sabes? Todos los souvenirs se parecían a nosotros.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Dzí... ¿Cómo hadz dzabido que dengo dentizta?

Lástima que mis dedos no se vean afectados por la anestesia -que ahora mismo hace que la mitad de mi boca vaya por libre-; porque sino sería todo un ezpeztáculo vedme ezcdibid de la midzma maneda en que vocalidzo.
Sí, hoy he tenido dentista. Y ante semejante acontecimiento -mirad en los periódicos; de Madeleine nada, que la noticia del día soy yo- no puedo por menos que redactar este limón ácido.
Para empezar, los dentistas odian las efes. Es algo que tengo comprobado; ya que vayas a lo que vayas a su consulta saldrás sin pronunciar esta simpática y larguirucha consonante como lo hacías antes -el pareado va por cuenta de la casa-. Y encima, justo después, necesitarás hacer uso de ella:
-Bueno... Ya hemos terminado... ¿Qué tal?
Ff-fantástico!
-¿Viste ayer el partido?
-¿De ff-fútbol? No es mi ff-fuerte...
-No, de baloncesto. Da igual... ¿Quieres un cigarrillo?
-No, gracias, no ff-fumo.
-¿Y qué te parece la victoria de Rusia?
-Ff- fatal que perdiéramos... ¡Qué ff-fastidio!
-Oye... ¿y esas efes tan raras?
-¡¡Que te ff-follen!!
Por otra parte, y viendo que mi dentista se ha apuntado a la moda de los zuecos selenitas, la confianza que inspira desciende peligrosamente. Vamos, todo un odontólogo -que con sólo decirlo ya se te llena la boca- con esos zapatos Ágatha-Ruiz-de-la-Pradianos... Es como si Umbral -cuando estaba vivo- llevara una bufanda con el arcoiris del orgullo gay.
Mas cuidado, el dentista es un ente poderoso a pesar de los zuecos. Su magia deja a Houdini en bragas. Y si no, ¿en qué otro lugar vas a una simple revisión y sales con cuatro caries? Ya no hablemos si el tío está inspirao'... Que entonces igual te encuentra un yacimiento de petróleo.
Aunque, como a todos, lo que le gusta al dentista es pasárselo bien. Por eso te pone al lado esa enfermera hierática, que siempre sostiene algo punzante y lo único que hace es decirte que te enjuagues -¡pero como voy a hacerlo; si seguro que escupo el empaste!-; para que te acojones.
Y lo logra,, porque yo siempre salgo de la consulta con agujetas de tanto agarrarme al borde del sillón. Que digo yo que tendrá un presupuesto exclusivo al mes en tapicería.
Otra cosa que me mosquea es el olor a cerdo quemado que sale cuando usa el torno. Sí, ya sé que la que está ahí soy yo... Pero es que el olor es ése... Yo por eso siempre pido anestesia: entre esa dosis de Percherón que te enciscan, la luz cegadora estilo al-final-del-túnel y el runrún del revulsivo tubo chupa-salivas me quedo de un relajado subido.
Bueno; la anestesia lo que tiene es que luego hablas como si estuvieras borracha. Eso, y que te puedes pegar un bocao' que te lleve media lengua y tú tan campante... Que eso me ha pasado a mí... Tanto "muerde fuerte" no es bueno, si lo sabré yo...
Cambiando de tercio, un lugar que merece una mención especial es la sala de espera. Si está vacía te maldices como la única pringada que va allí. Si está llena, también, porque todos se miran entre sí como autocompadeciéndose. Yo creo que los tratados de paz y estas cosas se firmaron en una sala de espera... ¡lo que une!
Aunque, con diferencia, lo mejor del dentista es su timbre -que siempre suena algo así como "din-don-dan-don". Esta vez la magia del cacharro hace quedar a Harry Potter como un papanatas, porque es pulsarlo y... el dolor desaparece.
Lástima que entonces sólo tengas unos segundos para huir. La enfermera gélida te abrirá en milésimas.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Mercenaria

Quisiera rebanarte el cuello con la navaja de Ockham.
Eso haré;. No dudes en que me convertiré en una mercenaria. Asesinaré dudas hasta que todas ellas -las que sobrevivan a la matanza- enloquezcan de miedo sólo con verme.
Y tengo un cómplice; sí. Alguien a quien culpar de mis locuras, de estas letras incoherentes. Tiene mi edad, pero es mayor. Es Melancolía, satisfecha en su nuevo papel. Fue actriz de mi dicha, activista de mi felicidad, parte y pieza de todos mis puzzles.
Ahora siega las malas hierbas que crecen en mi camino. Sin disfraces, mantos negros o guadañas.
Tan sólo sonríe y ya todo es más fácil.

viernes, 14 de septiembre de 2007

La janava de Ockham

Guillermo de Ockham es un tío chulo que además de tener un nombre más feo que el Fary chupando un limón -con todo el respeto por ese pobre cítrico- es filósofo. O al menos eso dice él.
Es un religiosillo, y para rendir culto a Dios no se le ocurre nada mejor que dedicar su obra al Altísimo. Según él, su objetivo es demostrar que Él es todopoderoso y omnívoro, quiero decir, onmipotente.... Y sí, el muy tonto no se dio cuenta de que esas dos palabras significan lo mismo...
Así que Guille, Guillermito o Willie hace su primera afirmación: los universales no existen... Muy bien, pero... ¿qué narices es un universal?
Pues -por poder- podría decir que es un concepto que el 95% de los de mi clase jamás llegó a pillar. Ellos se lo aprendían y soltaban el rollo como los papagayos, sin tener ni idea. Reconozco que el universal éste se las trae: resulta que según nuestro amigo Willie un universal es "aquella realidad que es conjunto de singulares y que no existe en verdad, siendo en la medida en que los singulares son"
Vale, sí. Lo que yo decía. Este Guillermito me lo ha robao', dirán algunos. Dejad que os lo explique:
Un universal viene a ser un concepto que hemos inventado para hablar de conjuntos de cosas en singular. Por ejemplo, si decimos "perro" nos referimos a todos los perros del mundo y no a ninguno en concreto. El sujeto "perro" colectivo de todos los canes del mundo no existe más que en nuestras mentes, aunque sí todos los animales que lo componen.
¿Y para qué sirve esto?
Dice Ockham que nosotros utilizamos el simplísimo concepto de universal -insértese ironía a porrillo- poco más que para hablar entre nosotros. Dice también que esto es malo -aquí ya te imaginas la cantidad de traumas infantiles que debía de tener- porque "se pierde el detalle, el verdadero conocimiento del singular"
¿Cómorr?
Pues sí, cítricos. Willie defiende los singulares como el auténtico objetivo de nuestro estudio. Según él, si estudiamos los universales -aquí yo aprovecho para preguntarme, ¿pero no eran imaginarios?- perdemos el detalle que caracteriza a cada ser.
¿Y eso por qué?
Pues porque Ockham afirma que una muestra de la onmipotencia de Dios es el hecho de que ha creado a cada ser de la naturaleza diferente a los demás, sin rasgos comunes que puedan agruparlos en univerasales. Y Guillermito saca las siguientes conclusiones:
1) Los universales no existen, pues al contener a los singulares, limitarían el poder de Dios, obligándolo a seguir un "esquema" (sí, esto huele a "diseño inteligente" que apesta)
2) El verdadero conocimiento es el conocimiento de los singulares (es decir, que para poder afirmar que sabes de algo, tienes que conocer todos -pero todos, todos- los detalles y variantes del temita. Y si no, nada)
3) Los universales no sólo son nocivos para nuestro saber, sino que son herejía (bueno, eso último no lo dijo pero le faltó poco)
Y con estas tres conclusiones tan molonas y guays del Paraguay, Willie se saca de la manga su argumento más famoso y seguramente el favorito de tantos gitanillos: la janava, quiero decir navaja, de Ockham.
Como Guille es más chulo que un ocho, primero va y nos lo enuncia en latín: "Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem"
Como el 99,9% por cierto de la población no entendemos esta lengua muerta, se decidió y nos lo tradujo a "en la explicación de un suceso no debe suponerse la existencia de más realidades que las absolutamente necesarias"
Veamos dos ejemplos prácticos y actuales:
1) Ella no te llama: No es que haya sido abducida, o se haya fijado en otro, o sea lesbiana, o no le gustes, o tenga dudas, o vayas demasiado deprisa, o lo vuestro no sea posible... Lo más seguro es que se haya quedado sin saldo.
2) Suspendiste el examen: No es que el profe sea un cabronazo, ni que haya sido muy difícil, ni que te hayas quedado en blanco, ni que leyeras mal la pregunta, ni que no te pudieron chivar, ni hay una conspiración en tu contra... No... Es que no estudiaste; y punto.
Así que ya véis por qué Ockham lo llamó navaja: porque con ello eliminas de raíz todos esos supuestos y paranoias altamente amargantes.
... Por una vez, debo reconocer que Willie tuvo razón. Me apunto a llevar una siempre en el bolsillo.

lunes, 10 de septiembre de 2007

"La circulación es como el 4...

...; lo mismo es 2x2 que 3+1"
Es una de las frases favoritas de Julio durante las prácticas. Según él, esto quiere decir que cada vez que coges el coche te encuentras una carretera -quiero decir vía, hablemos en lenguaje trafiqueril- diferente, así que hay que conducir "adaptando la velocidad a las reacciones del resto de usuarios y al propio vehículo"
No es una exageración; estas parrafadas me las suelta asín, sin respirar. Y eso que sólo llevo 5 prácticas.
Bromas aparte, dice Julio que a mí se me vio ya el segundo día que me iba a costar... Pero, ¿el qué? ¡Si llevo un coche mágico!
Y... Antes de que penséis que el Verano ha podido definitivamente conmigo y con mi -poca- cordura, dejadme que os cuente por qué ese Golf plomizo no es corriente como la electricidad:
1) Nunca se cala (y no es porque Julio le eche mano al embrague)
2) Sale solo en los semáforos (y no es porque Julio lo suelte a medio embrague)
3) Frena solo (y no es porque Julio lo frene)
4) Si sueltas todos los pedales no pasa nada (y no es porque Julio los accione)
5) Y muchos más milagros automovilísticos (todos ellos, claro está, producidos por mi dilatadísima experiencia al volante)
Debido a este excepcional vehículo, llevarlo es un juego de niños, aunque... He de decir que hoy he conducido bajo condiciones extremas: a las 8 de la mañana -teniendo en cuenta que el sábado me acosté a las 6-, oyendo a Jiménez Losantos hablar alegremente de la vuelta al cole -porque la maldita radio se atascó en la COPE-, con un tráfico que ríete tú de los anuncios de Activia y con el cartel de la Autoescuela chirriando peligrosamente sobre sus goznes... Vamos, que me daba miedo hasta frenar no sea se me soltara y me desgraciara algún peatón insensato...

viernes, 7 de septiembre de 2007

Otoño

Apenas queda una quincena; un ridículo montón de días que odiar.
Ya dije que el Verano es mi cruz. Calor físico, frío mental. Ausencias, musos en vacaciones, un todo camaleónico que gusta disfrazarse de nada.
Por eso odio lo que queda. Es mi venganza hacia una estación que cada año me acecha, tranquila sabeedora de mi debilidad. Odié el ayer; odio este hoy igual que odiaré la mañana que vendrá... Pero el mío será un odio premeditado, tan desapasionado como real.
Odiaré, ; pero no por ello dejaré que el estío venza... Me sé más fuerte que él, porque he aprendido que Melancolía ha crecido. Sabe cuidarse solo; y no sin cierto temor compruebo que no siempre me extraña cuando nos alejamos.
Por eso puedo detestar con tranquilidad esta quincena. Por eso Verano trata de ignorar sus recientes escalofríos -y compone como puede una sonrisa insegura-; porque sabe que yo no le temo como antes.
... Y es que Otoño rima con co... razón.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Practica la práctica... y sé práctica

... Hace mucho que no os hablo de mis periplos automovilísticos, ¿no es así?
Pues bien, allá por mediados de Agosto mantuve una interesantísima conversación telefónica con Julio -el inefable profesor de la Autoescuela Castilla- que fue como sigue:
-¿Hola? ¿Pablo? -Pablo es el que coge las llamadas.
-¿Sí? -pregunta alguien al otro lado.
Ese tono me es familiar... quizá demasiado.
-¡Julio! -¡le he reconocido!- ¡Soy Alicia!
-¿Alicia? ¿Alicia? -ruido de papeles; seguro que me está buscando entre las fichas para saber quién soy.
Para ahorrarle el trabajo, recurro a algo que nunca falla:
-Sí, hombre... La que te dijo que la señal de "viento lateral" indica siempre que el viento sopla hacia la derecha... -lo que hay que hacer.
-¡Ah, claro, ya caigo! ¡Haberlo dicho antes! -pero qué cabrón; aunque a mi pesar sonrío- ¿Te vienes hoy a hacer una práctica?
Joé, Julio, eso se avisa, ¡que estoy de vacaciones!
-Es que... esta semana no puedo, porque estoy fuera -me preparo para un "excusas, excusas" por su parte, pero no.
-Pero hombre... Si sería cierto -¿os he comentado que Julio es palentino de pro y esto se nota en su uso confuso del condicional?- no estarías llamándonos, ¿no? ¡Que las vacaciones no son para eso!
Vale, admitimos esa respuesta como animal de compañía...
-Ya, pero... -intentona de no sé muy bien qué.
-¡Ni pero, ni pera! -ja, ja, ¡pero qué gracioso!- ¡En cuanto vuelvas te quiero ver aquí!
Y sin más, colgó. Pero yo oí su risilla de "la he acojonao" antes, así que no me preocupé.
Hace varias semanas que he vuelto, pero Tráfico cierra en Agosto y hasta ayer no ha comenzado de nuevo a examinar para el práctico. Por fortuna, algún diestro conductor aprobó ayer, y eso ha sido causa para... ¡comenzar las prácticas con Julio!
(Siguiendo su tónica, me avisó con 3 minutos de antelación de que empezábamos ya)
¿Ventajas? Pues sí; el coche de Julio -un Golf color plomizo, diésel- es el nuevo, el que aún va suave como la seda ("por algo es el jefe", dice Pablo) y está más trucado que los de "A todo gas".
¿Desventajas? Julio en sí; o más bien debería decir sus cosas: que si me pone el Carrusel deportivo mientras conduzco, que si el primer día va y me saca a autopista -yo a 140 y él "dale, dale, acelera más"- que si de vez en cuando despotrica a grito pelao' contra algún insensato peatón... Bah, tonterías como éstas...
Sin comentarios la forma en que tiene de mostrarte por vez primera los mandos:
-Y éste es el freno -una frenada de órdago, como para subrayar sus palabras-, y éste el acelerador -lo mismo, pero corriendo- y el embrague -una pisada más a fondo que un sprinter-, y claro, el claxon -una pitada de 7 segundos cronometrados que causó un cuasi-infarto a un viejillo que pasaba por ahí.
¿Y los intermitentes? (o siendo cursis, indicadores luminosos de dirección) Yo me esperaba un "da el de la derecha" o "intermitente de la derecha". Pero de eso nada; Julio habla otro lenguaje especial del que os ofrezco un práctico diccionario:
1) "Súbelo" = Da el intermitente de la derecha.
2) "Bájalo" = Da el intermitente de la izquierda.
3) "A fondo" = De ti depende el adivinar a cuál de los tres pedales me refiero, pero písalo... a fondo, claro.
4) "Me gustaría parar a ver cómo van estos pisos que están haciendo..." = Esto es una cuesta, quiero que pares y no se te cale.
5) "¡Bueno!" = Suelta el acelerador.
6) (En lenguaje corporal, bajar la ventanilla y mirar la calle ociosamente) = Creo que puedo quitarte el ojo de encima sin aumentar los riesgos de accidentes bastante mortales.
Así que ya veis. Hoy ha sido mi segunda práctica y no debo de haberlo hecho tan mal, porque Julio se ha despedido con estas palabras: "A otras les tengo que decir que más alegría y a ti lo contario, que menos... Si serías tan amable de venir mañana para la próxima a las 8 menos 5... "
(Jesús, qué sobresaltos)

martes, 4 de septiembre de 2007

Quizá

... Más que nunca; y como nunca antes, siento que algo se acerca.
Esta vez no es Melancolía, pues ayer solté su mano unos instantes. Fueron apenas unos segundos, lo sé, pero bastaron. Y, extrañamente, sé para el qué.
Bastaron para despedirme de ella -al menos, hasta que terminen las fiestas. Pobre. Me mira llorosa y me siento obligada a sellar una vez más esa promesa tan obvia que nunca he formulado: "No... No me separaré de ti, no temas, no tengas miedo"
Esto no es un adiós, sino un hasta luego.
Tal vez se hayan alineado los planetas, o alguien pronosticó con hojas de; porque quizá hoy sea mi día... Quizá.

viernes, 31 de agosto de 2007

No duele

...
El teclado se me antoja un enemigo al que tengo que batir. Hay palabras; sí. Pero no hay teclas suficientes para vomitarlas sin un extraño... ¿dolor?
Ni siquiera tengo un motivo para estar -algo así como- triste. Melancolía hizo copia de mi llave y entra -sigiloso- sin hacer ningún ruido. Sus visitas ya no me sorprenden.
¿Por qué dolor? ¿Por qué; si soy feliz, si todos lo creen así, si nunca tengo problemas...?
¿Y no se supone que el dolor duele? ... Porque éste es más bien dulce...
El miedo a caer, el miedo a las heridas... No tiene sentido. No si no duele. Melancolía es mi amigo y compañero. Nadie como él para vivir la vida.
¿Y si sólo soy feliz algo teñida de tristeza?
Melancolía, déjame suplicarte algo: Ojalá me seas siempre fiel.
No, no me siento mal... De hecho, creo que no me he sentido mejor en mucho tiempo.

miércoles, 29 de agosto de 2007

... Viene al hilo de haber visto Arac Attack

¿Por qué en esas cutre-películas en las que aparecen plantas carnívoras o arañas gigantes dichos monstruos tienen voz?
Me refiero a que, ¿por qué cuando les disparan o cortan -sean patas o tallos- con la recortada o motosierra de turno emiten un gemido a lo rata de alcantarilla? ¡Si no tienen cuerdas vocales!

domingo, 26 de agosto de 2007

Crueldad

La ficción es cruel. Mucho más si proviene de la mano ingenua -o culpable- del escritor.
¿Quién en su sano juicio osaría crear el personaje perfecto? Buscar las miles de horas necesarias para componer una personalidad arrolladora, olvidar que siempre se alzarán voces discordantes que lo odien, evitar dejar demasiado de uno mismo en el proceso... Difícil; muy difícil.
¿Y si se logra la quimera? ¿No es cruel condenar semejante maravilla a la imposibilidad?
Suele decirse que no existen dos personas iguales en el mundo. Escribiendo acerca del personaje definitivo... ¿No impedimos acaso su encarnamiento mismo?
¿Y las consecuencias? ¿Pueden olvidarse? Un personaje así enamora o mata -sin más. Llena o vacía de veneno miles de bocas. Destapa absurdas debilidades, avergüenza, enorgullece, margina, integra.
Demasiados riesgos, demasiados opuestos, ¿te atreves?
Prefiero buscar mi personaje a mi alrededor y no ejercer de doctora Frankeinstein... Quién sabe qué clase de encantador ser podría llegar a crear...

jueves, 23 de agosto de 2007

(Tarde o temprano) Tenía que dibujarlo

Sabéis quién fue -y es- mi héroe. Sabéis lo mucho que me gustaba -y me gusta.
¿Y qué sería de mí al curso que viene sin una alegría en la corchera?
Por eso en vacaciones me he dedicado a hacer este dibujo. Acuarela espesa, como a mí me gusta; y boli bic para repasar. Y dos o tres imágenes de collage que no tienen otro objeto que tapar un error que cometí -pero que al final quedaron bien.
...
Hoy no tengo la necesidad de escribir algo más trascendente... Mañana sí. Lo intuyo.
¿Será que Melancolía se está olvidando de ?
Por cierto; paso de ser >>Alize a Alize a secas. Cosas del verano.

lunes, 30 de julio de 2007

O todo o nada

¿Y cuando sientes que no hay nada?
Nada que hacer, nada que esperar... Nada, en suma, que lo merezca.
¿Que merezca el qué? Y yo que sé... Si no hay nada.
El Verano es mi nada personal. Amanece,. Y yo respiro; se supone que estoy viva. Pero vegeto, a lo sumo fotosintetizo. Y no necesito más. Pienso demasiado, y no puedo dejar de sorprenderme cuando alguien se extraña de mi mutismo.
¿Cómo? ¿Que llevo horas sin hablar? ... Ah, claro. Por mucho que piense y dialogue mentalmente sólo son eso: pensamientos. No palabras.
Al menos, no en voz alta...
Que alguien me dé una razón para abrirle la puerta al gato éste llamado Melancolía que cada vez se frota más contra mis piernas. Yo no tengo valor. Ni ganas.
¿Por qué? Porque... No tengo nada.
Pero cuando no hay nada puedes esperarlo todo. Todo es posible si no hay nada que lo impida. La nada o es mucho o es nada.
Pero sigue sin haber nada... Aunque pueda haberlo todo, aunque existan miles de grandes quizás.

jueves, 26 de julio de 2007

Las bicicletas no son para el verano

Llevo siete días sin sangrar letras por ti. Eso no quita para que no te piense.
Es el verano; tan sólo el maldito verano. . Cuánto añoro mi querido invierno.
Por eso hoy monté en una bicicleta naranja y pedaleé diez kilómetros dirección Villamuriel de Cerrato. Me crucé con varias personas que disfrutaban de una mañana de sol a orillas del río Carrión. Se dedicaban a las actividades propias -pesca, paseo, conversación animada- de aquellos que hieden a risa; de los henchidos de plenitud.
Yo en cambio huía. Tal vez de sus sonrisas o de la -pestilente- felicidad con que contaminaban burbujas de aire a su alrededor. No sé. Nunca sé por qué. Pero hinqué los pies en los pedales y me escondí tras mis gafas de sol.
Contuve la respiración cuando me acerqué a una familia particularmente risueña que extendía un mantel a cuadros junto a la dársena. No quise robarles ni un sorbo. Tampoco sé por qué.
El camino resbalaba a causa de la gravilla. Los olmos daban sombra y parecían orgullosos de ello. Algún junco me arañaba los tobillos, y hasta el zumbido de los mosquitos tenía ritmo sinfónico. Pero yo pedaleaba y sentía que algo se me iba escurriendo del alma por entre los radios de la bicicleta.
Mejor. Menos peso.
No quise recorrer aquella serpiente negra en forma de carretera. No me gusta lo fácil. Tome el sendero de la izquierda siempre que llegué a una encrucijada. El camino era casi mi amigo; sin cuestas, sin gente, sin sol abrasador. Llegué al pueblo y compré una hogaza en la panadería de toda la vida para mi madre.
Mientras regresaba a Palencia la bolsa bailoteaba alegremente colgada del manillar. Dejó de hacerlo cuando paré al ver aquello negro entre la hierba.
Sí, era un pajarillo. Un polluelo de avión común que probablemente habría caído del nido. Piaba y algo en su socorro me partió en dos.
Bajé de la bicicleta y lo cogí con cuidado. El plumón cosquilleaba. Pesaba lo que pesan cinco cigarrillos. Dejó de piar. Abrí las manos y dio un salto hasta posarse en mi dedo índice.
Me miró con unos enormes ojos negros y voló lejos. Muy lejos.
En silencio le pedí que me llevara.

miércoles, 18 de julio de 2007

El último de los 113 test

Teóricamente ya puedo conducir... Claro que, aún deberé aprobar la parte práctica del examen tras unas cuantas clases al volante y a la vuelta de mis vacaciones agosteras...
Pero, ¿y lo bien que sabe haber cumplido, a la primera y sin errores?

viernes, 13 de julio de 2007

Un día

Ahora sí. Ahora sí que duele.
Cuando sólo son veinticuatro las horas que amenazan con matarme; es ahora cuando me abruma el dolor que durante diez días no he sentido por ti.
No sé si habrás hecho vudú conmigo en tus nueve noches solitarias allá lejos; o si es ahora cuando te acuerdas de , y por eso nuestros ojos conectan aunque no puedan mirarse aún. Pero sí, me duele mucho.
Podría engañar a las horas, pero no a . Odio cuando no puedo imaginar que no existes; no me gusta que me ates, aunque tus manos me ofrezcan el extremo libre de la cadena con que me amarraron tiempo atrás... Y puedo escribir sin desvelar jamás tu nombre, pero basta leerme y saber que te adoro...
Por más que busco, las pastillas para no soñar de Sabina no existen.

jueves, 12 de julio de 2007

Las mejores... Respuestas de test

... No puedo resistirme a la tentación de ofreceros una selección de las mejores respuestas que me encontrado en la montaña de test que vengo afrontando. Aseguro que todas ellas son reales.

1) ¿Qué debe hacer si observa niños cerca de la calzada? Nada, porque los niños siempre se comportan conforme a las normas de tráfico.
2) ¿Qué debe hacer si no quiere que un menor abra la puerta trasera en marcha? Que un adulto vaya vigilándolo a su lado.
3) ¿Cómo debe comportarse si un agente de la autoridad acciona las luces de emergencia circulando detrás de usted? Devolviéndole la señal con ráfagas de las luces de carretera de mi vehículo.
4) ¿Qué debe hacer en caso de deslumbramiento? Deslumbrar a mi vez al conductor del vehículo responsable.
5) ¿Qué debe hacer si encuentra animales sueltos en la calzada? Bajar del vehículo y mover los brazos para ahuyentarlos.
6) ¿Quién debe ceder el paso en un paso a nivel? El vehículo que circule por los raíles.
7) ¿Qué debe hacer si un herido en accidente de tráfico ha quedado atrapado dentro de su vehículo? Tirar de él, retorciéndole si fuera preciso, hasta liberarlo.
8) ¿Qué debe hacer con un herido si sangra por boca y nariz? Acostarlo boca arriba.
9) Como norma general, ¿debe quitarle el casco a un motorista herido? Sí, a menos que se oponga por vergüenza.
10) ¿Cuál debe ser su comportamiento en caso de dificultades para adelantar? Vengarme del vehículo que circula detrás de mí reduciendo mi velocidad, tocando el claxon fuertemente.
11) ¿Qué usuarios de la vía entrañan más riesgos al ser adelantados, por la rapidez de sus movimientos? Los ancianos.
12) En caso de hemorragia leve en un brazo, usted debe... Realizar un torniquete sin pérdida de tiempo.
13) El alcohol, ¿afecta siempre a la conducción? Sí, mejorándola notablemente.
14) ¿Qué debe hacer para evitar un deslumbramiento de noche? Ponerme gafas de sol.
Y... sin duda, mi favorita:
¿Qué debe hacer ante un herido que presenta graves quemaduras?
a) Pinchar y cortar las ampollas existentes.
b) Despegar la ropa que haya quedado adherida sólo si el herido está consciente.
c) Aplicar alcohol sobre las lesiones.

miércoles, 11 de julio de 2007

Psico ¿qué?

Hace mucho que no cuento nada acerca de mis periplos en la autoescuela; y pese a que las prácticas darán seguro mucho más que escribir, me decido a ello para contaros una de las experiencias más inusuales de mi vida: el psicotécnico.
Hace una semana ingresé en el comité de expertos, y me llevé una media de 17 preguntas Julianas/día de regalo sobre una variedad de temas que ríete tú de la Encarta: que si velocidad, que si maniobras, que si carril VAO, carril habilitado para circular en sentido contrario al habitual, carril reversible, carril adicional circunstancial, carril de aceleración, carril bus, carril para tráfico lento, carril bici...
... Creo que el día de mañana padeceré carrilofobia; dios mío, ¿de veras existen tantos diferentes?
a) Sí.
b) Sí, como norma general.
c) Sí, siempre, en cualquier caso.
Ya hasta pienso en test... Cualquier pregunta que me hagan se me presenta con sus tres opciones; y para colmo en lenguaje tráfico. Es el acabóse, por no hablar del porrón de señales que en cualquier momento -véase curva de visibilidad reducida- pueden asaltarte desde el arcén y morderte en el cuello si no las entiendes. O eso, o hacerte suspender un test, las muy perras.
Así que yo he decidido cortar por lo sano y presentarme el 18 al teórico, ¡ar! Y claro, he tenido que hacer el psicotécnico, y rascarme el bolsillo para apoquinar 32 eurazos que a día de hoy no sé para qué -insértese vocablo malsonante- eran.
Llego allí y me hacen pasar a una salita tamaño feng-shui, oscura como boca de lobo. Tras jurar sobre la Biblia que llevo lentillas -porque yo lo valgo no; porque soy miope- y sentarme en un taburete giratorio, me invitan a decir hacia qué lado están abiertos los símbolos de la pantalla.
Siempre he querido mentir como una bellaca en estos casos, para ver la cara que se le quedaría al oculista; pero no lo hice. Tapándome primero un ojo y después el otro, respondí sincera cual Pinocho. Luego me encasquetó unas gafas -parecidas a las Wayfarer de Bob Dylan- con un cristal de kriptonita y otro de rubí; digo, uno verde y otro rojo, por aquello del daltonismo.
Abrió entonces un librito y me dijo que qué veía. Yo respondí:
-Ahora una mariposa, un rombo, un cuadrado, ahora un redondel, ahora un... un... ehm... -y me cabreé- ¿Qué es esto?
-¿No lo ves? -dijo ella, como que fuera obvísimo (patada al diccionario)
-Pues no... -dije yo, amilanada, y comencé a preguntarme si ser daltónica estaría bien, y tal.
-Es un comecocos, como el del videojuego este, el... -se trabó.
Y aquí yo me vengué:
-Se llamaba Pac-man -dije con voz fría de Clint Eastwood.
-¡Eso, Pac-man! Bueno, no te preocupes, el 90% de la gente no lo ve si no se lo digo.
"Qué honor", pensé yo, justo antes de que aquella mujer me llevara a otra sala aún más minúscula pero afortunadamente iluminada. Allí me tomó la presión, el pulso y me auscultó -recordé entonces mi terrorífica experiencia con un principiante, no sé por qué.
Después me hizo unas preguntas:
-Dime todas las enfermedades que hayas padecido.
-Pero... ¿todas? -pregunté, incrédula.
-Sí, todas -tono de voz molesto.
-Vale, pues... Catarro, varicela, catarro, catarro, a veces catarro y... déjeme pensar... catarro -contesté sin vacilar.
Vale, sí; soy un poco gamberra. Pero quedaban más preguntas:
-¿Fumas?
-No -y pensé en él.
-¿Te drogas? -vaya, esta mujer pisa fuerte.
-No.
-¿Te automedicas?
-No.
-¿Pastillas para dormir, tranquilizantes...?
-No.
-¿Bebes?
-No, y por si le interesa, tampoco hago el resto de funciones vitales.
Me ignoró olímpicamente, y prosiguió con sorna:
-Vaya, qué chica más negativa... A todo me ha dicho que no... A ver si cambiamos eso... ¿Alguna fractura, lesión...?
-No.
-¿Ingresaste alguna vez en el hospital?
-No.
-¿Enfermedades infectocontagiosas?
-No.
-¿Te cansas mucho al subir una escalera?
-¿No podría deducirlo a partir de mis anteriores respuestas?
Aquí ya se terminó la encuesta, y pasamos a otra sala donde la -buena- mujer me rogó que esperase.
Así lo hice, sentada ante una máquina que reposaba plácidamente, probablemente en espera de su clímax, provista de dos mandos en forma de T. Cuando mi médico predilecta regresó, me dijo que aquel aparato serviría para medir mi coordinación ojo-mano. Sin más preámbulos, enchufó aquel chisme, y, ante mis ojos, en la pantalla aparecieron dos rayitas -coches, los llamó ella- en sus respectivos senderos.
Para describirlos y no extenderme innecesariamente, diré que parecían sacados del Paint por un bebé sietemesino.
Comenzaron a moverse, y vi que el caminito de la derecha hacía una curva. Se va a enterar ésta, me dije, y la tracé que ni Rossi. Pero, ¡ay! la raya, digo, el coche de la izquierda también se las traía, y pronto me vi inmersa en un serpenteante circuito que mareaba. Fruncí el ceño, pero lo desfruncí al comprobar que aunque me saliera del camino, aquello no pitaba.
La mujer estaba a lo suyo y no me prestaba la más mínima atención, así que yo, por darme el gustazo, dejé que el coche de la derecha se saliera del camino. El psicotécnico salió desastroso, pero como la máquina no pitó, la mujer lo achacó a un error técnico y me felicitó por mi inusual destreza.
Y, después de que estampara su firma en medio de la foto que me pidió, salí de allí alegremente, sintiéndome un poco más... ¿estable, psicológicamente hablando?