lunes, 29 de diciembre de 2008

Fahrenheit 32

Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel, pero bastan apenas unos pocos grados Celsius de tu presencia para que mi corazón se calcine.
Ardo junto a ti en una puta hoguera. Ardemos. Tus malditos labios son queroseno sobre mi pobre alma combustible. Y qué decir de las cenizas que me dejas; sin rastro de ave fénix. Y las brasas infernales que, en tu lejanía, marcan al blanco vivo mi deseo.
... Mis sentimientos pirómanos nunca dejarán de añorar tus ojos de fuego.
Feliz -y ardiente- 2009.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Nieve (I)

Hoy te escribo con rabia, porque he notado el estallido de mi corazón. Lo necesito para (sobre)vivir y, maldita sea; ni siquiera -ni nadie- tienes derecho a rompérmelo. Y no me mires con esos ojazos tuyos porque entonces el infarto no me parecerá mala idea.
Hay perros que se me acercan por las calles que seguro me quieren más que tú. Me dicen que no hay nada de romántico en la soledad. Y yo lo sé. Y yo que sé por qué insisto en invertir en la Bolsa de tu amor, si aunque tengo alma de broker tú no te dejas conquistar.
... Pero de tu cuerpo soy patriota y viajera en noches insomnes. Soy el lucero, el sereno; el vigilante nocturno de tu deseo... Y en esta ciudad bruja ya no queda nieve a la que odiar.
¿Feliz Navidad, dices? Tu puta madre.
Foto: 15 de Diciembre de 2009. Salamanca.

martes, 9 de diciembre de 2008

Hoy, triste (VII)

Ayer su mente viajaba mucho más veloz que el autobús. Hoy es un insulto a la velocidad de la luz.
Hoy, triste.
La lluvia no hace sino perforar hondamente su maltrecho miocardio. Para qué molestarse en sonreír si a nadie le importa... Si a él no le importa.
El clima es una buena excusa a sus emociones de hoy. Un cielo gris como su corazón necrotizado, unas nubes deshilachadas como las alas de los demonios de su locura, unas gotas heladas como sus esperanzas.
Una vez más le lacera esa maldita certeza.
... Una vez más ignora la quemadura -de tercer grado ya.
Hoy, triste.

martes, 2 de diciembre de 2008

Poemas microbianos (I)

He encontrado el Infierno
a tres milímetros de tu boca.
Tus manos anidadas en mi vientre
contraen cada centímetro de mi ser.
Mapeo tu pecho con mi rostro;
me aferro a ti
como las hiedras a las lápidas.
El calor de tu cuerpo
se escapa por tu boca,
paseando tu aliento inocente
contra mi cuello.
Tu olor es látigo
que excita mis terminaciones nerviosas.
Me encrespas, me triangulas;
me conviertes en polígono irregular.
El candado que encierra
mi alma depredadora encontró
la llave que le abre.
Ten cuidado, muñeco.
Eres como un astuto felino,
pero nadie como yo te caza.
No me asustan tus selvas,
como Indy Jones busco tu templo maldito;
tu cuerpo.
Sin miedo a nada me lanzo,
no pienso perderte ahora;
necesito tus abrazos.
Voy enganchándome
a esa droga dura que es tu cuerpo.
Me tienes. Me tienes.
Las cartas están sobre la mesa,
el timbre ya sonó.
Sin embargo tú sigues jugando.
Como en el poker marcas tus faroles,
como en el mus esto es cosa de dos,
como en la brisca mi as vence tu rey.
Estás en jaque,
tus peones son cosquillas
en el corazón de la reina.
Derribas todas mis jugadas,
mis estrategias son humo ante ti.
Contigo sólo queda el tiempo real,
el día a día,
el hoy por hoy.
Sueño con que esos cálidos labios
recorran de nuevo mi cuerpo;
pero el miedo sigue siendo un muro,
demasiado alto como para saltarlo.
Juguemos a los médicos,
descubramos nuevos síndromes,
saquemos matrícula en Anatomía,
diagnostiquémonos amor fatal.
La eternidad
en un segundo a tu lado.
Dos líneas paralelas
en combustión convergente
en un punto ardiente.
Cenizas que reviven
el fuego de un futuro,
incendios forestales,
tú y yo;
indefensos animales.
Que ardan nuestros cuerpos
en la dulce agonía
de la explosión del amor.
Romperé tu corazón,
te dispararé a bocajarro.
No habrá defensa posible,
tu cuerpo es mi abogado.
Volverás llorando,
regresarás suplicando un leve roce,
un simple abrazo,
un beso enamorado.
Y entonces todo caerá,
los muros de Berlín que nos separan,
de tu carácter tus mil caras.
La cuerda se romperá,
el veneno acabará;
sólo nuestros cuerpos,
cara a cara
quedarán.
Y tus ojos agresivos entrarán en erupción.
Seré de sangre fría; y tu mirada mi clima.
Sal de ti mismo,
explora el abismo que es el amor
y encuentra al final esa luz;
esa mirada
buscando lo mismo que tú.

Escrito a cuatro manos en medio de una inmensa hora de Microbiología. Servidora habla en amarillo cursiva.