domingo, 28 de octubre de 2007

Los bloggers sí existen

O al menos eso parece confirmar Vitote, una persona como cualquier otra.
Aprovechando que ambos residimos en Salamanca, un café y la cercanía son las excusas perfectas. Quedamos ayer en el 7 en el Pato Rojo, "punto geográfico intermedio" entre los dos. Como siempre, calculo mal el tiempo y mis rápidos pasos son causa de que su puntualísima llegada a en punto parezca retraso por mis menos cinco.
... Si es que... Cuándo aprenderé a retrocalcular bucles espacio-temporales como Dios manda...
Como digo, llego pronto y me pongo a pensar en los múltiples inconvenientes de tener una pésima memoria fotográfica; ¿cómo narices -por no decir otra cosa- voy a reconocerlo? Venga Alicia, haz memoria: nací en Palencia en 1989, estudié en... ¡No, de la histórica no!
Pero Vitote llega, y antes de cruzar el paso de cebra sonríe y lo reconozco. Sonrío yo también.
... Y el café -al próximo invito yo- podría resumirlo en una entretenida y divertida conversación, ausencia de silencios incómodos y un buen paseo. Me encantó conocer a un blogger y descubrir que tras las letras existe la persona, y que para colmo es simpática y abierta. Lo pasé estupendamente.
Ojalá pudiéramos conocernos todos algún día. Ojalá.
Quién sabe.

No sabéis cómo lamento no poder escribir a diario. Se me agolpan las letras, porque rara vez encuentro el tiempo para este mi pobre Limón. Por suerte llega el puente y pondré remedio a esta sequía involuntaria de entradas.

domingo, 14 de octubre de 2007

Soneto al canalla

Mal cobarde, hombre de hielo, ladrón,
no te acerques a menos de infinito,
lo tuyo no es amor, menos bonito;
con razón te apellidas López Cabrón.

Crecen historias sobre tus ojeras,
sigues triste, sigues siendo un encanto,
no te rías de mí, no es para tanto,
en esta madrugada no te enteras.

Oye, tú: estás hecho todo un canalla,
y hace mucho que ya no me sorprendes,
escúchame tú ahora, atiende y calla.

Es fácil: no creas que no me entiendes,
jamás te mereciste esta medalla,
largo y búscate otra, a ver si aprendes.

viernes, 12 de octubre de 2007

Hoy el caos...

La soledad dura poco en el caos.
Porque apenas das un paso, tímidamente, apenas desenredas una madeja de brillantes pensamientos; tropiezas. Como ladrillos mal colocados en un apacible paseo marítimo, las juntas de lo que está bien o está mal sobresalen sin remedio. Y el equilibrio se fragiliza. Fuera la simetría.
Me da miedo hurgar. El ordenado esquema se perdió; no lo encuentro. De quién era esta cara, qué viví contigo, por qué se supone que no he de olvidarte. Y yo que sé.
¿Y si me da igual hoy, aunque mañana no lo soporte?
Como el ruido blanco de una emisora perdida, como el folio borratajeado que agoniza en la papelera. Como esa persiana que siempre olvidas bajar. Como todos alguna vez; hoy me rodea el caos.
Y se está bien a su lado. De momento no ahoga. Ya veremos.
Así que hoy no me siento albañil. Dejo la paleta y el cemento de lo correcto a un lado. Y me limito a soñar.

domingo, 7 de octubre de 2007

Antídoto

... Una cabra -y su solo de violín- han hecho magia sin darse cuenta. Preguntaron; y les brindo un toma ya. A efectos prácticos, han predicho que le vería.
¿Ahora? Ahora le hablo a él.
Echaba de menos echarte de menos. Por eso, camuflada por la noche, pasé a tu lado y fingí no verte, como antes; como solíamos hacer el uno con el otro -en un intento barato de sintetizar un ramillete de celos. Pero tú no; me recordaste que puedes -y sabes- sorprenderme sin esfuerzo.
De ahí tu largo abrazo de lobo, de ahí esos besos fronterizos con mi cuello. De ahí tu sonrisa que, en luces de neón, anunciaba que hasta esta noche me habías echado de menos.
Conseguí dos fotos en las que tu mano fue hiedra en mi cintura. Una rareza en ti; y en mí. Alguien te dijo que me sacaras guapa, y tú aseguraste que eso siempre, siempre. Entonces cometí un error y miré tus ojos verdes una vez más -y casi me matan. Mierda. Asumiste de nuevo tu viejo uniforme de vigilante nervioso de mí.
¿Luego? Luego vino una charla desvergonzada por mi parte. Vivir lejos de ti ha hecho que te pierda el miedo. Si no, ¿cómo habría dicho lo que te dije? ¿Atreverme? No hasta ayer.
Pero recuerda; somos nosotros. Lo fácil hace tiempo que nos abandonó. De hecho, nuestro compañero fiel ha sido y será lo imposible.
Así que, como siempre, algo o alguien hizo imposible lo explícito.
Pero me voy -y no temo- sabiendo que algo ha cambiado: Ahora soy yo el veneno.
¿Lo demás? Sabes que no es verdad.

sábado, 6 de octubre de 2007

Ciudad ladrona

... Las sensaciones no me dejan escribir. Tan sólo quieren liberarse, martillear las teclas y tatuarse en pantalla.
Salamanca ya me ha robado el corazón. Es una ciudad ladrona, un Robin Hood de la soledad. La primera noche me sacó todas las lágrimas; y por ello la maldije. Qué tristeza se llevó, sin embargo.
A cambio de esas gotas saladas me regaló una vida pararela; van ya dos semanas. Llamadlo nuevo hogar, si queréis. Me regaló una flamante rutina que jamás me aburrirá, una facultad, una ilusión; unas alas eléctricas a motor.
Entre papeles de colores imaginarios, he descubierto miles de caras nuevas -que intuyo serán grandes amigos. Apenas he vuelto y ya los echo de menos.
Sin embargo... No llores, Palencia. No, mi pequeña. Tú y Salamanca os vais a llevar bien. Mezclaros y haced magia conmigo.