viernes, 29 de septiembre de 2006

¡Caracoles! (y nunca mejor dicho)

Sí, de eso precisamente quería hablarles. De caracoles, y más concretamente de su baba. Alguno dirá "aggg qué agggco", pero no soy yo la responsable de la atrocidad que se está cometiendo en ciertos anuncios televisivos...
Me refiero, claro está, a la teletienda. Esa mítica institución que se dedica a darnos a conocer productos que no se encuentran en las tiendas y cuya oferta favorita es el dos por uno. Pues bien, la última oferta (que, claro está no puedes dejar escapar) consiste en una crema que te rejuvenece que da gusto. Vale, hasta ahí normal. Pero es que el ingrediente principal de tamaño potingue es más ni menos que... ¡la baba de caracol!
El producto es de un horrible color blanquecino, y una rubia claramente oxigenada aparece aplicándoselo con una cara de aggco que pa' qué. Y te enseñan las típicas fotos del antes (véase una mujer así como un monstruo y tal) y del después (véase la misma sujeta pero pelín menos monstruo) para que veas la diferencia. Claaaro. Ahí hay más retoques con el fotosóp (ocasionalmente escrito Photoshop) que en los posados veraniegos de la Obregón.
Además te lo explican, para que aumente tu culturilla: que si la baba de caracol esto, que si la baba de caracol lo otro, ¡que si la baba de caracol la usan para regenerar la concha si se les rompe! ¡La Virgen! Pues como a algunas les salga una concha en la cara, igual mejoran y todo al tener donde esconderse, como Rossy de Palma...
Mas claro está, que para rematar la sin duda tentadora oferta, te ofrecen el inimitable dos por uno. El bote de crema de marras costaba 79 euros (el anuncio lo calificaba de precio increíble... sí, increíblemente caro) Lo raro es que no te endosasen algún que otro maravilloso accesorio. Sí hombre, como cuando anuncian un mantón de manila y te regalan un abanico. O el caso de la crema reductora de grasas, que se acompaña de una elegante faja térmica.
Y para rematar esta entrada, añadiré el último suceso de la apasionante saga el cd de Dover al que no le salía de los huevos bajarse del eMule. Lo último que me he bajado como presunto cd de Dover ha sido... Unas canciones de un grupo de ésos punkies que te taladran el oído más instantáneamente que el Colacao turbo se disuelve en la leche.
Así que... ¡Caracoles! ¡Otra vez lo mismo!

jueves, 28 de septiembre de 2006

Cómpratelo, cómpraselo

Que me baje el cd de Dover en el eMule y resulte que lo que me salga sea una recopilación del incombustible Chiquito de la Calzada, pase. Pero que me lo baje por segunda vez y ahora sea el disco de Chenoa... ya es recochineo y escarnio popular, me parece a mí.
Claro, yo que pongo el cd tan tranquila y de repente oigo aquello de tengo para ti siete pecados y un tormentoooo... Yo creía que los de Dover cantaban en inglés, pero de repente como que se les notaba un ligero acentillo...
Tendré que pensar en ir contratando un Rappel, Aramis Fuster o similar para que me diga qué es lo próximo que me bajaré, y así dejar de temer por mi integridad auditiva.
Y para ello tendré que intentarlo otra vez. Como alguien dijo alguna vez, a la terceratum vatum la vencidatum. Oséase, a la tercera va la vencida.
Pero como vaya a escucharlo y en vez de a Dover escuche a la Pantoja con aquello de dientes, dientes, que es lo que les jode o a la Terremoto de Alcorcón o algún monstruo semejante, yo paso y me lo compro...

domingo, 24 de septiembre de 2006

Un buen sustrato

Hola, amigos:
Hoy vamos a aprender cómo realizar nuestro propio blog. Primero, accederemos a una página web de tipo universal que nos permita crearlo. Introduciremos nuestros datos con un taladro de broca fina y nos aseguraremos de que están bien sujetos con unos tirafondos. Diseñaremos el aspecto de nuestro blog con una mano de imprimación no porosa, y lo perfeccionaremos con una lija de grano medio. Por último, colocaremos embellecedores y ya está. Así de fácil, amigos. Si el que no tiene un blog es porque no quiere... Esta entrada viene al hilo de que esta mañana he visto Bricomanía, uno de mis favoritos en las mañanas dominicales.
El que más me gusta es Íñigo, el de los briconsejos de jardinería. Por ejemplo, hoy nos ha dado unas útiles coletillas sobre los bojs, con su "aguda" voz. El mejor consejo que nunca ha dado fue en una inolvidable poda a un seto. La planta estaba bastante crecida, pero llegó súper Íñigo con unas tijeras tamaño Ronaldo y le realizó una poda un poco intensa. Esto quiere decir que le dejó con 17 hojas, que yo las conté. Pero Íñigo sabe cómo cuidar a las plantas; y para que el pobre seto se recuperara de la un poco intensa poda... le echó abono. Aunque lo que de verdad le gusta es el sustrato (lo mejor es cómo lo pronuncia) Sí hombre sí, eso de que tiene una macetilla enana y le echa encima t'ol saco de 10 kilos, con tabones de tierra y todo. Y además, ¡para transplantarla no la agarra del tiesto, que sería lo lógico; sino de las hojas! Si la pobre planta hablara, le acusaría de maltrato. Fijo.
Pero en este programa hay más cosas sospechosas... Por ejemplo: el adhesivo de montaje, que es el producto más salido del mercado ¿Por qué? Pues porque lo monta todo O los tirafondos, sobre los que hay diversidad de opiniones acerca de su verdadero aspecto. Lo más moderno que he visto yo utilizar en este programa ha sido una niveladora láser ¡Madre mía! ¡Me compro yo eso y estoy todo el rato temiendo que me aparezca Darth Vader en el sofá!
-¡Ahí va! ¿qué es eso negro?
-Ffff, ffff... Anakin, yo soy tu padre.
-¡Y yo Cachuli! ¡Quítate de ahí, que me ensucias la mano de imprimación no porosa!
-Ffff, ffff... El lado oscuro te da la fuerza, Anakin...
-¡A que te doy con la caja de ingletes! ¡Niño, trae acá la lijadora, que se va a enterar la cucaracha gorda esta!
En Bricomanía también se construyen cosas superguays. Lo más glamouroso que jamás se haya construido en este programa fue una piscina. Sólo diré que una de las herramientas (que todos, y cuando digo todos es que todos, tenemos en casa) era una retroexcavadora. Aún hoy estoy tratando de averigüar qué coño es eso.
Y, entretanto, el Kristian Piljof (escrito como suena) que es muy educado, nos invita siempre a que veamos un briconsejo mientras él termina el trabajo. Sí. Claro. "Él" termina el trabajo...

viernes, 22 de septiembre de 2006

La fórmula de la risa

Hoy en Química he aprendido que hasta puedes hacer chistes con ella. Y si no, vean el siguiente compuesto: el etanodial.
Si yo les digo eso, probablemente se queden tal cual, sin entender el motivo de mi risa. Pero veamos la fórmula del compuesto: C2H2O2
¿Tampoco tiene gracia? Pues entonces pasemos a su forma semidesarrollada: CHO-CHO
¿A que la cosa cambia? Ahora imagínense a sí mismos tratando de decirla en voz alta a su profesora de Química sin que una delatora sonrisilla se les extienda por la cara...

jueves, 21 de septiembre de 2006

El huracán que no fue tal

Bueno, pues hace ya algunos días que he comenzado las clases y he tenido tiempo para (más o menos) asimilar la pérdida de mi libertad vacacional.
La última novedad es que al nuevo profesor de Matemáticas ya le hemos puesto mote. Es el Gordon, porque ha venido a la vez que el famoso "huracán", y su llegada ha sido objeto de múltiples comentarios, ninguno de ellos cierto (como en el caso del ya mencionado viento fuerte, que iba para tornado y se quedó en pedo)
Y alguna cosilla que me ha pasado en estos días: en Filosofía he descubierto la maravillosísima (como diría, si viviera, Papuchi) teoría del todo cambia, una perla de los relativistas griegos. Esta teoría es la leche en patines, porque vale para .
-Oye, ¿cuántos son dos más dos?
-Cuatro.
-Gracias.
-Ah no, espera, que ahora son cinco.
-De acuerdo. Cinco pues.
-Pero dentro de... ya serán tres.
-¿Cómo que tres?
-¡Uh, demasiado lento! ¡Ahora son siete!
Y en Historia, mi profesor es mítico. Ya le tuve hace dos años y he de decir que es un crack. Todo un personaje, vaya. Sabe más de la vida sexual de los personajes históricos (sean reyes, reinas, generales, escritores o lo que quieras) que los del Aquí hay tomate sobre la vida de la Pantoja. Su rey "favorito" es Fernando VII, Fernandito, como él le llama. Dice que fue un calzonazos real (chiste suyo, no mío) Y a José I le llama Pepe Botella o el rey de copas, porque puso impuestos sobre el alcohol y las apuestas en los naipes. Incluso hace juegos de palabras como éste: "La reina apoyaba a Godoy, y Godoy se apoyaba en la reina, jeje"
Por último, me despido con el mote que el ya mencionado docente aplica al lumbrera de George Bush:
Bush Bunny.

lunes, 18 de septiembre de 2006

Mitos escolares

Hoy acabo de empezar el curso, más concretamente 2ºBachiller. De momento estoy dudando acerca del método que emplearé en mi suicidio. Pero va bien, ¿eh?
Y ya que los siguientes meses serán un infierno, voy a tratar de reírme un poco acerca de ciertas cosas que pasan o que nos enseñan en el cole. Una de mis favoritas es la dorsal oceánica, que se ve en Geología. Es mítica, porque con ella lo justificas todo:
-Profe, ¿cómo se producen los terremotos?
-Por las dorsales oceánicas.
-¿Y por qué hay volcanes submarinos?
-Por las dorsales oceánicas.
-¿Y por qué se forman nuevas costas?
-Por las dorsales oceánicas.
Que digo yo que aquí los geólogos encontraron un chollo cojonudo ¿Qué no saben qué responderle al listillo de turno? Le endosan una dorsal oceánica al canto y solucionada la duda, oiga.
Pero en las ciencias hay otras cosas que funcionan como explicación universal. Una de ellas es la archiconocida molécula del agua, el H2O, que lo mismo te explica cómo se disuelve una sal, pasando por su papel como líquido matriz (¿?) de los seres vivos hasta el hecho de que si no la bebes, cascas ¡Es un todoterreno!
Luego hay palabras tan raras que hasta suenan mal: sinalefa, oxímoron, axioma, osmosis... A mí por lo menos me suenan a porno griego. También hay términos que por mucho que te los expliquen no terminas de pillarlos, como el de la pasiva perifrástica. Tú que pensabas que lo de la pasiva era eso de "María es peinada por su mamá" y resulta que no, que hay más tipos, ¡más! ¡qué empeño de meternos cosas en la cabeza! Y otra asignatura mítica es el Inglés, conocida por que te dicen que profesor se dice "tícher", pero resulta que se escribe "teacher" O que los friends no fríen nada. O ese empeño para que, cuando veas una palabra como "spider" no digas "espaider" ¡Si es que tú no quieres, pero la e te sale sola! Incluso aprendes que talking no se pronuncia como el nombre del autor del Señor de los Anillos...
Y de pequeños te enseñan cosas la mar de prácticas: a atarse los zapatos, a colorear dentro de la raya, a utilizar los punzones, a jugar a las cocinitas... Pero cuando creces, en la escuela también te enseñan cosas muy raras, como el arco capaz o la cuadratura del círculo. No contentos con esto, te ponen a imitar a Tarzán subiendo a una cuerda o a Camacho, sudando como una mula de carga. Incluso aprendes habilidades utilizadísimas en la vida cotidiana. No sé, cosas como la raíz cuadrada, saltar el plinton, dar la voltereta o distinguir entre un hipérbato y una aliteración. Muy bien. Fuera del aula, no sé qué haría sin estos conocimientos...
Otros mitos de la escuela se refieren a los profesores. Esa encantadora seño de tu infancia se transforma en multitud de profesores que están deseando putearte. Y todos llevan mote: El Pata, que es cojo, la Flex, porque cuando habla te duermes y la Coñito, porque es un coñazo pero es bajita. Les hay con motes que se remontan al principio de los tiempos, y otros que aún no lo tienen. Con esos hay mal rollo, porque no sabes cómo hablar de ellos con tus colegas. Y no hay nada más emocionante que ser el autor/a de un nuevo apodo. Durante unos días, si el mote es bueno, eres Dios.
Y otro día hablaremos de las frases míticas del colectivo docente, pedacitos de su sabiduría que hacen que te partas la caja.
(Por último me gustaría aclarar que para esta entrada me he inspirado en uno de los monólogos de El Club de la Comedia)

sábado, 16 de septiembre de 2006

Cinco y no más

Escribo esta entrada unos segundos después de haber visto en la tele el nuevo anuncio de Activia (el Bio de toda la vida, vaya) Que por cierto, ¿alguien sabe cuánto tiempo lleva ya el Coronado insistiendo en los sanos beneficios de nutrirse de yogures, como las famosas? Yo tampoco.
El caso es que en el susodicho sketch sale una mujer diciendo que el nuevo Activia tiene una cantidad de fibra equivalente a cinco ciruelas... Ni una más ni una menos. La duda que me queda es cómo coño se las arreglaron para llegar a tamaña (y precisa, todo hay que decirlo) conclusión:
-Oye, que para vender el nuevo Bio he pensado...
-Que no se llama Bio, pesao', que es Activia...
-Vale. Pues que podríamos decir que tiene tanta fibra como las ciruelas.
-Ya tío, pero ¿tanta fibra como una, como mil...?
-Va, di un número. El primero que te venga a la cabeza.
-Cinco.
-Pues cinco.
-Pero escucha, ¿tú no crees que la gente se va a acabar enterando de que todos los Activias saben igual?
-¡Qué va! ¡Si en cuanto prueban uno no vuelven a por otro!
-Qué alivio, tío... Loados sean esos bífidus.
-Amén.
-Yo creo que un Activia mijo tendría buen empuje, o un Activia alfalfa, como a la gente les gusta tanto lo rarito... ¿hemos lanzado ya uno de soja?
-Uno no... ¡cientos!
-Ah.
En fin, yo personalmente no he probado nunca uno de esos inquietantes yogures, pero sólo de pensarlo me entran ganas de... de precisamente eso que tratan de ayudarte a hacer (lo que otros denominan eufemísticamente, momento All-Bran) Qué casualidad...

jueves, 14 de septiembre de 2006

¡Extra, extra...!

Sí señor, porque esta entrada va a dar cabida a muchas cosas dignas de mención que me han acaecido en este lapso de tiempo de, digamos, unos dos días.
Para empezar, la más importante: ¡Buenafuente ha vuelto! Ya se echaba de menos un poco de humor inteligente y con estilo en esa caja tonta que insultamos para luego contemplar con devoción y éxtasis. Como diría Santa Teresa de Jesús (que en paz debería descansar, que digo yo que lo de Santa no es un apodo), vivo sin vivir en mí si no tengo una dosis semanal de Andreu. Así que, amigo, enhorabuena por tu programa y gracias por volver, a ti y a tu equipo. Si no sois los mejores... Macho, qué bien dais el pego.
Pero la caja tonta no sólo trae calidad, también falta de imaginación por parte de los que hacen la programación, porque eso de reponer OTRA vez Oliver y Benji... Un día la serie va a ser así:
-¡Venga Ollie, tienes que bloquear ése balón!
-Cof, cof, ya Benji, pero es que este reúma no me deja... ¡Hazlo tú, que ya te queda poco pa'cascar!
-Me parece que con 115 tacos no entramos en el mundial junior, Ollie...
-Bueno, tú piensa que Mark Lenders vive a base de caldos de Gallina Blanca y no puede mear sin ayuda...
-Yo estoy aprendiendo a usar la cuña. Por cierto y hablando de desgraciaos'... ¿qué fue del tío que cantaba la entradilla de la serie?
-Creo que se suicidó por su perpetuo anonimato...
-Cof, cof.
Es que esta serie está llena de pegas. Circula un mail por internet con una teoría acerca de la verdadera longitud del campo de fútbol de Oliver y Benji, teniendo en cuenta que en él se aprecia la curvatura de la Tierra. Además, los jugadores no saltan, ¡vuelan! y no cierran la boca. Nunca. Tienen que haberse tragado más mosquitos que el radiador de un coche que va follao por la autopista... Además, ¿en qué partido escolar hay un comentarista? Y respecto al público... ¿qué son, hombres, mujeres, una extraña y desafortunada mezcla? ¿Alguna vez se vio cosa más ambigua? Bueno sí, Falete.
También me he dado una vuelta por el Carrefur, nombre que se resiste a permanecer en mi memoria, al contrario que el de Pryca. He observado que, al menos en el de mi ciudad, los del antes-Pryca-ahora-Carrefur tienen la mala leche de poner la sección de bollería junto a la de tallas grandes. Hombre por favor... A eso lo llamo yo indirecta, pero sin el in.
Y una última cosa. Esta mañana he tenido un reencuentro con la usurpadora de la joyería, cosa que podríamos llamar Usurpadora Returns, si no fuera porque ya hay demasiados remakes por ahí. Y como dicen que la venganza es un plato que se sirve frío... Pues es fácil de suponer que le he devuelto la jugada y me he colado. A este hecho vil y ruin hay que añadirle el valor de que colarse en una joyería acojona... Con esos clips de chupete de plata (deben de ser para hijos de multimillonarios, para más detalle búsquese Operación malaya en el Google), esos cuadros de santos varios llenos de doraos y plateaos, ésa mítica foto de Enrique Iglesias, toda amarilla y descolorida por el sol de tanto anunciar relojes... Que alguien monte una Joyería de los Horrores, vaya.

lunes, 11 de septiembre de 2006

En fila india

Sigo mandando mis más afectuosas intenciones de asesinato al vil individuo que creó ese molesto virus que pulula por mi PC. Es violento decirlo, pero creo que como no lo elimine ya tendré que ir mirando escopetas...
A lo que iba: Hoy he ido a una joyería para recoger una pulsera de plata que había dejado a soldar, y he montado un pollo. Un pollo cojonudo, para ser más exactos ¡Si es que hay personas que te enervan de una forma...! Claro, te ofuscas y las broncas te las llevas tú. Pero oigan la historia en primera persona: Una adolescente (servidora) entra en una joyería acompañada por una colega con la inocente y noble causa de recoger una pulsera regalo de su abnegado hermano. Pero héte aquí que se encuentra con el local repleto, como si se tratara del día de Regale una joya a sus familiares y amigos, y si no los tiene jódase. Bien.
Nuestra heroína y cía se sitúan en un discreto segundo plano a la espera de su turno, y mientras tanto captan los siguientes trozos de conversaciones:
-¡Huy, si es que esta cadena me hace papada! ¿Tú cómo lo ves, Charo?
(...)
-Yo lo que quiero son unos pendientes de diamante baratitos.
(...)
-¿Y no tienen bandejitas de plata de ésas de Los señores de Martínez tienen el placer de anunciar su boda?
Entretanto, nuestra intrépida protagonista observa por el rabillo del ojo cómo una señora de unos sesenta y pico inviernos (a juzgar por lo arrugado de su tez) y muy bajita irrumpe en el local agitando en su, de nuevo, arrugada mano, un reloj. A la antigua dama la acompaña un varón algo más joven que ella. La señora echa unas rápidas miradas en torno al lugar, reloj en ristre, y nuestra protagonista y cía se huelen que quiere colarse. Entonces toma una resolución al mismo tiempo que las llega el turno de ser atendidas.
Desde su metro ochenta de estatura, da un largo y ruidoso paso en dirección al mostrador, pero la vieja, en un alarde de juventud perdida, cual correcaminos (pero sin bip-bip) se planta delante de ella y le suelta al dependiente:
-Te dejo este rejoj para ponerle pila y le vengo a recoger el lunes.
Nuestra heroína se cabrea sobremanera y le dice a la coronilla de la mujer:
-Pues menos mal que sabemos guardar cola, es que hay cada sinvergüenza que pa' que...
El mozo acompañante de la usurpadora se pone más rojo que la bombilla de un puticlub y abre y cierra la boca tratando de decir algo, pero falla en el intento. La anciana dama hace como que da un respingo (cosa muy peligrosa a su edad) y sigue a su bola como que no se entera, mientras su acompañante se va acojonando ante la furia de nuestra narradora.
Al final, la señora decide salir del local, justo a tiempo de salvar su gastada vida, seguida por el pobre y avergonzado hombre, mientras nuestra protagonista farfulla cosas ininteligibles, de las que se captan sólo frases tales como "Váyase al bingo" o "Tendrá morro la tía"
Vamos, que tampoco monté un pollo, pero no fue por falta de ganas, no...

viernes, 8 de septiembre de 2006

Alatriste y las anguilas

Antes de comentar nada acerca de esta película, me gustaría dedicarle unas afectuosas líneas a la (sin duda) bellísima persona que creó el virus que ahora mismo me hace grata compañía en este mi ordenador...
Mecagüen tu madre, tu p--- madre y todos tus muertos en vinagreta; eres un desgraciado hijo de la rata más cochambrosa de la alcantarilla más apestosa del j----- infierno. Cómprate un amigo. Ya.
Y ahora, pasemos al tema que me ha llevado a crear esta entrada: Alatriste. Si no la habéis visto aún, no sigáis leyendo, pues puede que os chafe el argumento. Avisados quedáis...
Lo primero reseñable es el pañuelo multiusos de Alatriste. Sí hombre, lo mismo se lo pone en la cabeza debajo del sombrero que lo usa para que el duque de Guadalmedina lo muerda y no tiemble de frío, pasando por sus múltiples utilidades como torniquete, gasa y toalla, sin olvidar el de servilleta. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que si lo usa para todas esas cosas el pañuelo esté siempre sin rastro de sangre o mugre? Y si se lo ha prestado a todo hijo de vecino... ¿cómo es que no lo pierde?
-Joder Diego, estoy muy mal, esta herida me ha llegado hasta el hueso...
-Mucha herida es esa, don Francisco... Tenga mi pañuelo. Apriéteselo fuerte.
-Ah, gracias Diego, pero creo que es inútil... Me muero, capitán...
-¡Pues trae acá mi pañuelo!
Vamos, que yo creo que el buff lo inventó Alatriste un día que se aburría. Aunque eso es difícil, porque el capitán tiene una afición de lo más saludable: matar. Y no se crean que no se aburre, no. Cuando Alatriste se carga a alguien, elige una de estas opciones para neutralizar al oponente:
a) Con un solo tiro. Rápido, limpio y preciso.
b) Con una estocada profunda. Rápido, limpio y preciso.
c) Degollándole con un cutre-puñal, de forma que el enemigo se ahoga en su propia sangre, que surge como un géiser de la herida y en sus vómitos, mientras profiere unos desagradables gorgoteos. Ñam.
Como es de suponer, elige siempre la C. Pero no creáis que al capitán le gusta sólo matar. No no, también visita la playa. Una playa en la que se pueden ver perfectamente las marcas de un rastrillo. Pues sí que existían Los vigilantes de la playa en el siglo de Oro, sí...
Pero ésto no es lo único surrealista que he visto últimamente en una película. Mismamente, en Memorias de una geisha puede extraerse este pedazo de pura sabiduría oriental:
- ¿Te he hablado del cuento de la anguila y la cueva, Sayuri?
-No...
-A veces, la anguila del hombre desea visitar la cueva de la mujer...
Sin comentarios. Eso... lo ponen ustedes.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Malditos "viruses"

Hace dos días que no he podido escribir nada por culpa de un maldito virus. El muy desgraciao se dedicaba a cambiarme la página de inicio del Internet Explorer. Claro, que no contó con la demoledora presencia del increíble y maravilloso... ¿Es un avión? ¿Es un pájaro? ¡No! ¡Es súper Panda Antivirus, recién salido del CD!
En fin, handicaps de la tecnología, supongo... En estos dos días he visto cosas que, claro está, han captado mi atención. Por ejemplo, ¿por qué cuando tu padre decide guardar de nuevo el ventilador en el sótano, empieza a hacer un calor que te torras? Debe ser la ley de Murphy esa... Sí, lo de que la tostada cae siempre por el lado untado... (y si Murphy hubiera caído, ¿sería boca arriba o boca abajo?)
Una de las cosas que he hecho ha sido ir a la biblioteca, ese extraño lugar donde te das cuenta de que para tener un empleo hoy en día no importa ser una lerda. Reproduzco textualmente una conversación que mantuve con una bibliotecaria (imaginen su tono de voz estilo teleoperadora de Telefónica):
-Hola; me gustaría sacarme este libro.
-A ver... (teclea en el ordenador) Perdona, pero aquí me consta que ya tienes retirados tres y no puedes sacarte otro...
-No, yo ayer devolví Veinte poemas de amor y una canción desesperada, y como tengo otros dos en casa puedo sacarme éste.
-¡Bueno! (pasamos a un tono de autosuficiencia) ¡Voy a ver si está en las estanterías, pero ya verás cómo no lo has devuelto! (al cabo de un buen rato regresa triunfante) ¡Ja! ¡Lo que yo decía! ¡He mirado en NOVELA y no está Veinte poemas de amor y una canción desesperada!
- Ya, pero...
-(El vigilante de la biblioteca interviene, aguantándose la risa) Pero si ese libro es de poesía... ¿Cómo va a estar en novela una obra de Neruda?
-(La bibliotecaria se sonroja y trata de quitarle hierro a su ignorancia) Bueno, ya... ¡Es que cuando devolvéis un libro lo dejáis ahí y no decís nada!
-Venga tía...
Claro, luego dicen que poca gente va a la biblioteca... Con estos especímenes pululando por ahí, no me extraña .

domingo, 3 de septiembre de 2006

Volver a empezar...

Queridos niños, pre-adolescentes, púberes y repetidores colgaos:
Os hablo desde la comprensión. Yo también conozco ese lugar hostil que es el colegio, insti o la uni (sus múltiples identidades secretas) Por eso, en esta época del año y, pese a mi límpido historial escolar, me uno a vosotros en contra de los Corticoles.
¿Pero qué coño es un Corticole? Yo, personalmente, creo que es una forma encubierta de llamarnos cortos a todos los estudiantes, si no ¿a qué ese nombre? ¿Qué mente retorcida es capaz de idear eso?
-Oye, que a partir de ahora la excusa para poner los libros y demases parafernalias escolares a cojón de mico se llama Corticole...
-Ah, pues vale...
¿Y por qué esa ilusión de volver a empezaaaaar otra vez, volver a estrenaaaar zapatos y liiiibros? Es como si creyeran que estrenando mochila y pinturillas de Alpino, el curso está tirado. Como si te drogaras de alguna manera:
-Jolines mami, que al año que viene la seño ya no está...
-Sí Paulita, ¡pero te he comprado una mochila con ruedas de las Bratz!
-¡Anda! ¡Pos mola! ¡Cómprame también unos bolis Bic, que el lapiz me parece muy infantil, porfi mami, anda, jo!
¿Y qué decir de el traumático cambio de estuche? Sí hombre, cuando ya no está repleto de plastidecor, sino con cuatro bolígrafos (ninguno de colorines), una regla llena de numerajos, compás y transportador. Yo creo que el cambio lo impone el tipex. Ese líquido blanco que si viene en cinta se despega al escribir, que si es de bote no se seca ni en el Sáhara, y que experimenta un extraño placer cuando revienta y te enmarrana todo... Hay pruebas fehacientes de que se puede utilizar tipex todo el año sin comprártelo ¿Cómo? ¡Pues pidiéndoselo al pringao de la clase, que siempre hay dos o tres por cada veinte alumnos! ¡Solidaridad de la buena, oiga!
Y los recreos también se las traen... En vez de saltar a la comba, jugar al escondite inglés (algún día se descubrirá el porqué de ése nombre) chillar, reír, berrear, caerte y rasparte las rodillas o tirar a las niñas de las coletas, llegada a cierta edad, la máxima actividad es:
-Ir al bar a por un bocata.
-Fumar un pitillo.
-Decir: "Tío, qué rollo"
Aunque bueno, lo de caerte y rasparte algo, te da excusa para ir a que te curen. En mi colegio, la encargada era una mujer bastante rara, con una fe ilimitada en el mágico elixir rojo (la incombustible mercromina) y sus múltiples aplicaciones:
-Me he hecho una pupa...
-Toma un poco de mercromina.
-Me duele la cabeza...
-Ten, mercromina.
-Tengo diarrea...
-¿Quieres mercromina?
-Me he abierto una postilla...
-Lo siento, pero vino Danielín con dolor de tripa y no me queda mercromina...
En fin, queridos compañeros, sólo me queda daros un pequeño consejo antes de volver al redil: Si os encontráis con alguno de los pequeños aliens que protagoniza los anuncios de los temibles Corticoles... No dudéis en atacar. Hay que eliminar esa estirpe.

sábado, 2 de septiembre de 2006

¿Necesitas dinero?

¡Pues yo no te lo voy a dar! El título de esta entrada en mi blog no es un amable ofrecimiento hacia tu persona. Más bien se refiere a una serie de anuncios que, por alguna extraña razón, abundan más antes y después del verano.
Pensemos, ¿qué se hace en verano aparte de nada? ¡Exacto! ¡Aflojar mosca como unos descosidos! Y es que en vacaciones todo cuesta dinero... ¿Que te vas a la playa? Te sajan por el aparcamiento ¿Te apetece un Frigopie? Lo mismo ¿Una auténtica paella valenciana, con sus gambas congeladas de primera? Ídem.
Por eso, los de Cofidis y demás empresas se dedican a solucionarle la vida a la gente. Son como superman, pero sin llevar los calzoncillos por fuera de las mallas. Anuncio tipo:
-Joder, si es que la cuesta de Septiembre más que una cuesta es el Empair Esteit.
-¿Necesitas dinero? ¡Cofidis puede ayudarte!
-¡Anda, una tía con auriculares que me habla desde la televisión! ¡A ! ¡Mejor será que tire la coca y me despeje la nariz!
Y la tía, que parece haber sufrido una deshidratación mental, o algo parecido, ni se inmuta y le bombardea a saco:
-Cofidis te da 3000 euros, sin preguntas.
-Ah, pues entonces cojonudo, que ya tenía yo ganas de alicatarme el baño para que me haga juego con los botes de gel del Carrefur. Trae p'acá.
-¿Me dice su nombre y apellidos, señor?
Sin preguntas!
-Pero...
Sin preguntas!
-...
¡Si es que los de Cofidis van por ahí incitándote al consumo desesperado! Claro, ofreciéndote todos los días su dinero... Al final llamas:
-¡Que sí, que sí, necesito 3000 euros en tres minutos, sin cambiar de banco, con total discreción y disponibilidad, pero por favor, dejad ya de salir en la tele, que los niños ya no quieren ver a los Lunnis por si Lupita se transforma en una teleoperadora!
La moda de estas ofertas es tan amplia que hay variantes. Además del dinero rápido (será por lo rápido que te lo gastas) existen los bancos tipo ING direct. Estos me gustan más porque sale Matías Prats:
-¿Aún sigues sin cambiar de banco? ING, tu otro banco, y el de cada día más gente.
¿Pero qué es eso de tu otro banco? ¿Qué pasa, que son mafiosos o algo? Porque por mucho que lo diga Matías, los bancos del ING son como Dios: todo el mundo ha oído hablar de ellos, pero nadie los ha visto. Y, que yo sepa, si tú vas con un colega por la calle y te empieza a hablar acerca de un banco color butanero que ha cambiado su vida... Malo. Seamos realistas, ¿de verdad que alguien emplea en sus conversaciones palabras como comisiones de apertura, cancelación total, cancelación parcial, interés bajo y, sobre todo, cuenta naranja sin parecer rarito?
Y una última pregunta... ¿alguien sabe dónde se manda el currículum para ser teleoperadora del Cofidis?

Age of Emparanoia: segunda parte

He comenzado la segunda campaña de mi querido Age of Empires. En esta ocasión nada de guerreros escoceses con poco viriles falditas... Me toca llevar a Juana de Arco a la vistoria (maldito William Wallace, me ha pegado su condenado asento, digo acento)
Empiezas con una Juana de Arco que va a pie y lleva una mierda de cuchillito para defenderse. Bien. Por si esto fuera poco, el resto de tus guerreros van a caballo, con lo cual no es sólo que Juana sea corta, ¡es que va más lenta que un caracol borracho! Vale. Te tiras media hora hasta llegar al puñetero campamento base, porque no vas a dejarla sola. Pero es que por el camino te encuentras a todos los enemigos que el maldito juego es capaz de ponerte por delante:
-¡Je! ¡Le he puesto catorce jinetes y veinte catapultas en el camino, a ver cómo hace para pasar!
-¿Y no hay banderas asules?
-¡Tú cállate, Willy, y vete a salvar Escosia!
Y es que cuando te ves rodeado de sanguinarios enemigos que lo único que quieren es matar a Juana... ¡ella va y se pone a luchar con ellos con su cuchillito! ¡Aunque la alejes de la batalla a mil quinientos años luz ella se lo huele y va cual perra en celo! ¡Es sadomasoquista! A no ser que el tal cuchillito sea una navaja suiza multifunción y lleve una termomix, no sé cómo piensa derrotarlos... ¡Claro, como tiene la ayuda de Dios, pues ya puede ella solita, ya! ¡Nos ha jodido!
Pero Juana, al contrario que el plasta de Willy Wallace, tiene un amigo de lo más simpático. Se llama La Hire (sí, ya lo sé, no sé qué mierda de nombre es ese) y sus dos únicas frases son:
"La Hire quiere matar a alguien... "
"La sangre de la espada de La Hire está casi seca... "
Si es que los psicópatas (porque éste lo es, está claro, no hay más que oír lo que dice) son un cielo. Pero veamos: Léxico simplón, gramática pobre, tercera persona... ¡Coño, este tío es Willy disfrazado!
Más adelante, a Juana la dan un caballo, y dejas de maldecirla por su lentitud. Pero sigue siendo la misma masoca de antes y parece que está deseando que la maten. Mismamente, hay una pantalla en la que matan a todas tus tropas menos a ella (eso debe de ser porque Dios la protege o algo) Y se pone a atacar las murallas con su... espadita (lo del cuchillito ya no) Para variar, la tía tarda media hora en tirarlas abajo. Y justo cuando va al encuentro de los refuerzos que la envía el rey, éste decide que, bah, total, Juana ya le raya, y se la carga.
¡Pero bueno! ¡Oye, avisa de que te cae mal y ya la despeño yo por un barranco o algo! ¡O la dejo con su "amiguito" La Hire a solas!
Creo que necesito un cambio radical. La próxima campaña es la de Barbarroja. Tal vez sea mejor. Tal vez (sigh)

viernes, 1 de septiembre de 2006

Age of Emparanoia: primera parte

Estos días de verano en los que lo único que casi deseas es volver al tajo (o al colegio, como es mi caso, sigh) para que pase algo, lo que sea, inventas mil maneras de distraerte. Todas ellas pueden derivar en paranoia.
Te pones a investigar tu ordenador. Y, en mi caso, descubres un jueguecillo llamado Age of Empires al que hace una eternidad que no juegas. Para los puritanos, es un juego de estrategia con diferentes civilizaciones. Se trata de derrotar a tus enemigos.
¡El verano es lo que tiene! Haces doble click en el iconillo de tu escritorio. Te aparece el menú del juego. Puedes hacer dos cosas: empezarte una partida a la brava o aprender desde cero. Yo, por experimentar, decidí hacerme la ignorante y seguir los consejos del juego (comenzar con una campaña de aprendizaje en la que manejas a Willliam Wallace, un gilipollas escocés) De nuevo un doble click.
Craso error.
Joder, ahora entiendo cómo se sienten los enanos cuando les enseñas a leer. Sí hombre sí, cuando les enseñas una cartulina con letras tamaño King Kong y les dices:
-¿Y aquí qué pone?
Y el crío mira la palabra, parpadea, pone cara de estreñido y dice:
-G-A-T... O (que no sé por qué les enseñas a leer con palabras como GATO, AJO, PERRO o AGUA, ¿se imaginan las frases que se pueden construir con ellas? Mejor no)
Y tú entonces:
-¡Muy bien, Alvarito! ¡Ya sabes leer!
Pues algo así es lo que sientes al empezar la campaña de William Wallace (Willy para los amigos, que deben de ser pocos, a juzgar por lo pesadito que es el tío)
Te sale un hombrecillo (Willy) en el mapa del juego. Se trata de aprender a mover a los soldados. Tienes que llevarle hasta unas banderas azules. Venga. Lo cojo.
Willy te dice:
"Para mover al soldado, has click en él"
Sí, con S en lugar de Z, y hablando de sí mismo en tercera persona. Bueno, pues tú hases click en él. Y te dice:
"¡Muy bien! Ahora has click adonde quieras mover al soldado, serca de la bandera asul"
Agárrense los machos. Allá vamos...
¡Hemos pasado la primera pantalla! ¡Pero ahora viene la segunda, en la que supuestamente aprendes a luchar! Buah, llegas tú creyendo que vas a derrotar a toda la armada y te aparecen una mierda de dos soldados (que podrían ser una especie de pareja de la guardia civil, pero sin Ray-Ban) Y el incombustible Willy te dise:
"Has click en tus soldados y luego has click sobre el enemigo para atacarlo. Si lo logras, habrás ganado tu primera batalla"
A ver, Willy... ¿Cómo no voy a derrotarlos? ¿Te crees que soy tonta? ¿O imbécil? ¿O imbécil y tonta? ¡Pues claro que los he derrotado, pero como sigamos yendo de banderita asul a banderita asul y tiro una porque me toca, nos van a invadir Escosia!
Y las siguientes pantallas ya son para mentes avanzadas. En una tienes que crear sinco milisisas (o cinco milicias) para ganar. Os doy el truco para la victoria segura: haséis click en el cuartel, y luego en "crear milicia" No falla.
En fin, ahora que ya he terminado y he llevado a Escosia a la vistoria, creo que voy a empezar la siguiente pantalla: la de Juana de Arco.
No puede ser peor que Willy...

No me estresses

Escribí esto hace ya varios meses mientras me aburría soberanamente en la Escuela Oficial de Idiomas (EOI, para abreviar) mientras un hombrecillo, que algunos llaman profesor, me recordaba lo importantísimo que es marcar stresses para pronunciar bien el noble idioma británico (no no, el tipo no es tan hortera, lo de noble es un decir)
Ya. Eso se lo dirá a todos desde su metro sesenta y cinco, pero a mí, francamente, si me como un stress o dos o tress o tropecientos me trae al pairo ¿Quién coño practica eso? ¡Que se lo manden hacer a los del Home English, que seguro que así se borraban todos!
-Oye tío, que en el coleccionable de esta semana pone que tengo que practicar stresses.
-¿Y a mí que me cuentas? ¡Yo sí que tengo stress!
-Pues entonces abandono, que ya me estaba yo liando con eso
de las construcciones.
-Querrás decir contracciones...
-Eso.
Que por cierto, ¿alguien conoce a alguien que haya obtenido algún tipo de resultado con los coleccionables de idiomas? Ahora hay un anuncio por la radio en que una fémina con marcado (y cursi, todo hay que decirlo) acento british nos obsequia con unos utilísimos (de nuevo, es un decir) consejos. Léase el siguiente:
"Aunque parezca lo contrario, actually no significa actualmente. Significa de hecho o en realidad. Actually he's his brother. De hecho es su hermano"
¡Gracias, jefa! ¿Qué decir de este alarde de sabiduría? ¡Y luego dicen que el inglés es difícil! Si con cuatro consejillos más, un cutre-vídeo explicativo y siete (0 múltiplo de siete) viajes a Irlanda... Pues oye, inglés no sé si aprenderás, pero un rato sí que te ríes...

Cítricos mecánicos

¿Qué es un cítrico mecánico?
Como dijo Alexander DeLarge en La naranja mecánica, es un organismo en apariencia vivo y rebosante de zumo, pero en su interior programado sólo para hacer el bien. Esto es tan monstruoso o más como el hecho de sólo poder optar por el mal.
Cuando el hombre deja de elegir deja de ser hombre.
Seamos hombres y seamos mujeres.
Elijamos lo que queremos.
Yo elijo ser un limón mecánico.
¿Y tú? Haz como Mark Renton en Trainspotting:
Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia, elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact-disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige hipoteca a interés fijo, elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos, un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte.
Aquí puedes elegir. Expresarte. Eso es lo que yo hago. Río y escribo.
¿Las razones? No hay razones.