martes, 25 de noviembre de 2008

Y si...

Hay veces en que las palabras te esquivan, caprichosas y fugaces como una diva de Hollywood. Veces en que tu encéfalo se torna fragua golpeada con saña por un cruel Vulcano. Veces en que tus emociones procesionan mudas sobre voraces arenas movedizas. Veces en que se erigen muros de Berlín ante ti. Veces en que te refugias en fieros adjetivos.
Y a pesar de todo brilla una luciérnaga.
... Y sólo una pregunta, una monstruosa pregunta que todo lo llena; una puta pregunta:
¿Y si... y si merece la pena?

viernes, 14 de noviembre de 2008

Monstruo

... Frente al espejo intento desnudar tu visión.
Abro la boca y de mis encías parten unos dientes corrientes, con los incisivos inferiores formando una empalizada algo desordenada, ; pero dientes al fin y al cabo, no terribles colmillos. Del mismo modo mis labios son como los tuyos, aunque el superior parezca trazado con tiralíneas.
Después observo mis ojos. Amarillean a la luz del sol y son de un extraño color oliva, ; pero sus pupilas no son verticales como las de los hombres lobo. Y sus capilares púrpuras no revientan, así que el blanco de mis ojos sigue siendo eso; blanco.
Mi nariz -antes odiada- es aguileña y de punta fina, trazando una visible cordillera en mi perfil. No es una preciosidad. Pero existen muchas otras narices humanas como la mía.
Bajo la vista hacia mis manos. Observo unas uñas que hace años que no muerdo. Uñas imperfectas de blanda queratina y media luna bien visible; pero uñas y no afiladas garras. Manos sin vello, verrugas o escamas en el dorso. Simples manos.
Descompongo mi cuerpo en otras tantas partes imperfectas pero humanas. No consigo ver ningún monstruo.
... Así que no sé de qué tienes miedo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Estaciones

Voy vestida de Invierno.

Es mi corazón un -terrible- Verano.

Sé mi Otoño.

Hagámonos Primavera.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Paraíso perdido

Tu sonrisa promete un paraíso perdido. Eso lo sé bien.
... Ignoro entonces por qué la emprendes a navajazos con mi alma -oh mi alma cosida a balazos. Por qué traficas con mi felicidad. Por qué me haces esto.
¿Por qué, si devoraría el mundo mismo con cartílagos, huesos, piel y plumas si me lo pidieras?