lunes, 28 de enero de 2008

Ah, entonces

Si las letras tuvieran
otro nombre de mujer;
si la amnesia se acordara de ti.

Si sólo...
... Si sólo tú y yo.

Ay.

Si tuvieras la culpa;
si pudiera,
si tuviera derecho a odiarte.

Si fuera un delito.

Si supiera qué hacer.
Qué.

... Y si mintiera y dijera
que no me duele.

Ah, entonces.

jueves, 24 de enero de 2008

Un gato (I)

A veces
me comparo con un gato.

Y te araño,
te bufo,
rompo tu mundo perfecto.

Miau.

Si yo soy tu gato,
olvídate de ser mi dueño.
Tú, como mucho,
ratón.

Y digo;
déjame libre,
maldito pesado,
¡déjame, joder!

Un gato está bien solo.
Con su orgullo.

... Pero,
de vez en cuando,
-cuando te busque en el sofá,
sí; el mismo que destrocé-,
estaría bien una caricia.

Sólo una.

martes, 22 de enero de 2008

Retazo

Apetece sacarse un poema
de esos tipo efecto retardado,
veneno negro enlatado
recorriendo la calle Arteria.

... Considero el llorar Napalm
una pérdida de tiempo.
Es mucho mejor reír
a solas con mis secretos.

¡Ja, ja, ja!

Merece una letra mayúscula
esta vida impostora;
nada es suficiente y todo se añora.
En el olvido.

El tiempo es un atleta dopado.
Hasta el culo.

Cuando las letras absurdas se rebelan
más vale ondear bandera blanca.
Para muestra, este retazo
desgranado desde Salamanca.

lunes, 21 de enero de 2008

A la espera

¿Y cuando arañas el reloj pero el tiempo, valiente, no se asusta y continúa su paso perezoso?
Esos días que escurren miserablemente, las fechas que parecen nunca llegar. Cabalgan en un brioso corcel de patas blancas; mientras que tratas de andarles a la zaga en una oxidada bicicleta.
Y eso los más afortunados... La mayoría sencillamente corre, anda, cojea; se arrastra como puede en pos de las horas malditas.
Un nunca llegará te persigue. Cinco días marcados con rotulador que palpitan y parecen salirse del calendario. Y tú en medio de un mar de hastío, de indolencia, de mil millones de me da lo mismo. Envenenado de indiferencia.
... Se burlan los relojes de nuestra espera. Y nosotros... Nosotros sólo podemos esperar. Nada más.
Bueno; y estudiar. Hablo de los exámenes; ¿de qué si no?

viernes, 18 de enero de 2008

Miedo a ti

De kilómetro en kilómetro
viajo hasta tu ausencia.
No tienes nombre, no tienes cara;
sólo sé que eres.
Busca en tus bolsillos la llave,
sí; ésa que encaja justo en mí.
¿Quién será, será... ?
Te supongo ojos de poker
o quizá de color desengaño.
Ja.
Volvió el miedo.
Miedo a ti;
el misterioso desconocido.

lunes, 14 de enero de 2008

Soneto al silencio

Me gustas tanto que podría hablar
horas, minutos y segundos de ti.
En mi pasillo hoy escaseas, jolín;
quiero tenerte, quiero contigo estar.

Algunas no callan ni bajo tortura
y eso que los exámenes acechan.
(Supongo que mucho morro le echan)
Callaos, perras, o impondré mi dictadura.

Te añoro a tantas horas diferentes
que a veces ya más no lo soporto.
Salgo y grito, rujo esporádicamente.

Es que sé que a ellas yo no les importo
y chillan, gorjean continuamente.
... Cogeré un trapo untado en Oporto.

Sí, vale; es que estamos de exámenes y a veces cometería un genocidio.

sábado, 12 de enero de 2008

No es un hasta luego; sólo un adiós

... Hoy he soñado contigo por última vez.
No me ha dolido. A ti sí. No puedo verte, pero créeme; te toca ahora soportar la rutina con una de tus numerosas sonrisas torcidas. En adelante eres tú quién llorará. Yo no.
Ya no.
Ensaya un buen disimulo y aprende a zurcir, porque puede salvarte la vida y ahorrarle muchos mordiscos a tu joven corazón.
Hazme caso. Por una vez.
Creo, me parece recordar; que ya me despedí de ti. Pero a ti el dolor -porque lo sentirás, oh sí, lo sentirás roer en tus duros huesos- siempre te causa sordera. También te anuda un pañuelo de lunares en torno a los ojos.
Por eso no te acuerdas; no eres capaz de recordar que el último día que nos vimos mis ojos te dijeron no.

viernes, 11 de enero de 2008

Islas

La lluvia es mi potencial enemiga.
Sonríe desde las nubes; astutamente camuflada como pequeñas -y dulcemente inocentes- partículas de vapor. Viéndola así, despojada de sus imponentes gotas, una se siente impulsada a acariciar esas algodonosas formas. Y a imaginar siluetas, derrochar horas bajo su magia.
Hasta que llueve.
Entonces, una furia ancestral y sabia -ataca fortaleciendo melancolías y males de amor- se desata. Cae como cayeron los ángeles caídos al traicionar algún estúpido dios. Fríamente quema; me quema.
Un paraguas no sirve. Menos aún si es de color gris.
Por eso nos refugiamos bajo esas coloridas islas, esos artilugios que parecen champiñones mágicos directamente salidos del universo de un Lewis Carroll un tanto ebrio. El viento trata de doblarlos, morderlos; los tuerce con rabia y un orgullo muy, muy herido. Consiguen que no nos mojemos.
Y el viento aúlla, derrotado. La lluvia corea un triste blues en tétrico dueto; el clima danza.
... Aunque saben que no importa. Sea como sea, se abrirán paso hasta mi corazón.
Y allí, en mi propio pecho, lo ahogarán.
En efecto. Llueve en Salamanca.

miércoles, 9 de enero de 2008

Escritores

... Escribir, y nada más.
Es como una señal polvorienta en medio de un aún más polvoriento desierto de Arizona; lo único que dice la verdad en toda una vida a la redonda.
Hay quien se arrodilla ante su solitaria y magnífica presencia. Dedican su vida a parir letras, educándolas con mimo aunque crezcan soeces, gestando la historia definitiva. Algunos publican libros.
Son los llamados escritores.
Otros le dan la espalda, jactanciosos y altaneros. No necesitan las letras. Sobreviven a base de vivencias; horas, minutos y segundos que apuran con un ansia animal, sabeedores de la brevedad de la vida. Llevan el Carpe diem tatuado en la piel. Y con un cigarrillo moribundo -con un pie en la condición de brasa- en la mano y todo su desprecio en la otra, escupirán una risa maloliente en tu cara.
Pero incluso ellos son escritores. Al fin y al cabo, su vida será su única gran obra.

sábado, 5 de enero de 2008

Soneto a la duda

Ser o no ser, cara o cruz, blanco o negro,
o no, bueno o malo, todo o nada.
¿Tú borras las dudas de una tacada?
De veras, en serio; cuánto me alegro.

Si no dudo no soy yo; siempre pienso
quién, por qué, cómo, dónde, cuándo y qué
será todo; sentada sobre el parqué
entre mirra y oro escojo incienso.

Es el dudar un deporte nacional,
practicado casi anónimamente.
Be duda my friend; sea pa'bien o mal.

A veces se niega fiera mi mente
y no dudo; actúo de mujer fatal.
Y río: ya me sé que todos mienten.

Este soneto se lo dedico a una de mis amigas; que ahora mismo se encuentra acorralada por las dudas.

miércoles, 2 de enero de 2008

Soneto al corredor orgulloso

Era la San Silvestre palentina
un gran reto; tan difícil de ganar
que te apuntaste sin apenas dudar.
Tú... prendes como la trementina.

Mil trescientos iban sólo por placer
y a ti te espoleaba el orgullo.
A veces me pareces un capullo
y otras no; huías en vez de correr.

¡Ea! Qué dorsal ni qué mariconadas,
apuesto seguro que pensabas.
Te aburren hasta las campanadas.

Jodido, o tal vez no; casi ganabas
a la meta. Los demás, en manadas.
Y tú, con gracia, los machacabas.