martes, 26 de febrero de 2008

El olvidado

... Últimamente se sentía como el olvidado que no termina de encajar en una fiesta. Sí. Aquel que, al marcharse, no causa que nadie levante la vista de su copa.
Ensayaba cada noche sus solitarios brindis: "Por ti, por ése y el de más allá, por los fracasados, por esa rubia potente de la barra; por mí, qué carajo"
Le sabían -y le olían- a compañía.
Y eso consolaba las lágrimas de perro que a veces lo pillaban desprevenido asaltando su barba de lija. No mucho... Pero un poco sí.
Lo tuvo todo. Y ahora tenía todo un nada por delante.

Final I
Meses atrás estuvo en los corazones de la humanidad entera; recorriendo las venas de muchos y marcando los segundos de la cuenta atrás -un, dos, tres, ¡tumor!- del resto.
Omnipresente. Deseado. Temible.
Comenzaron a seguirlo por su elegancia, la maravillosa letalidad de su traje blanco y sus zapatos naranjas. La hermosura de su profunda respiración. Lo bellos que se veían los labios besándolo. El suave tacto de su piel. El aroma de lo ronco. La niebla de sus misterios.
Entonces sus dientes humeantes se hincaron en sus débiles pulmones. Alguna que otra tos sangrienta despertó la alarma. Trataron de ahogarlo en esas fosas comunes que son los ceniceros, lo vetaron con escudos rojos, lo estigmatizaron; lo vendieron a precio de orillo.
Omnipresente. Deseado. Temible.
... Ahora también olvidado.


Final II
Una copa más, se decía a sí mismo, y el barman aceptó ya que pagó con dinero en efectivo, pero se aventuraba a predecir el destino de su feligrés.
Aquella copa precedió a otras, en un mar de alcohol ahogaba su vida, cada gota de aquel elixir le arrebataba parte de sus recuerdos, navegaba en un mar de olvidos.
Bebía, recordaba y dejaba olvidar, y en cada fondo del vaso, creía deslumbrar una brizna de esperanza.
La ultima gota rozó sus labios, la música se acabó, las luces se habían apagado, pero un destello le iluminó, sabía lo que tenía que hacer.
Encaminó la desierta avenida, con una sola idea en su mente, posiblemente el mayor logro de su vida, por el cual sería recordado por todos. Llego a una calle, cruzó y se dispuso hacia su destino.
Los periódicos a la mañana siguiente, en alguna de sus páginas mencionaron a aquel pobre que se había suicidado lanzándose desde cierto puente, en cierta ciudad, etc.
Algunos lo vieron, creyeron recordarlo o conocerlo, pero al pasar la página, se desvaneció para siempre en la memoria del olvido.
Escribí ayer por la noche la primera parte de este relato. El final se negaba a esclarecerse; así que se lo mandé a mi amigo Jause. He aquí ambas versiones, la suya y la mía, cada cual fiel a nuestro estilo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya decía yo que el segundo texto me parecía forzado..

La verdad es que me encanta la idea de coger un tema común y "repartirlo" por los blogs, para que cada uno lo plasme a su estilo..

¿Alguna propuesta para estrenar convocatoria?

Por cierto, el otro día estuve por tu tierra charra, y no te vi! xD

Besos.

Belén dijo...

Me encantan loas colaboraciones jajajajajaja muy buena!

besicos

Zitrone dijo...

Y_W: A mí no me parece forzado; además ese final fue escrito antes que el mío... Y sí, es buena idea, ¿verdad? ¡Y yo tampoco te vi!
Belén: Muchas gracias, Belén.
Besicos de limón

Zitrone dijo...

Por cierto, por si alguien se lía... El olvidao I y II son los dos finales; no es que la primera parte sea el I y la segunda el II...

Miquel dijo...

Estremecedores relatos. Me han gustado mucho. Ofreces más entretenimiento que la mayoria de canales de tv.

Zitrone dijo...

Gracias, Miquel, pero en este caso ofrecemos; el segundo no es mío...
Besicos de limón