miércoles, 21 de marzo de 2007

... Lástima

El muchacho de la sudadera roja es ajeno al resto del universo.
Tiene más que suficiente con esa capucha también roja que le regala unos valiosos gramos de anonimato. También agradece los servicios prestados a su pañuelo verde caqui, que en su cuello trepa que trepa ocultando su nariz aguileña.
El muchacho de la sudadera roja es, en fin, un perfecto desconocido.
Lástima que toda su labor de camuflaje involuntario se vaya al traste por sus ojos de gato...

5 comentarios:

Ohdiosa dijo...

es curioso como a veces reconocemos a las personas por minucias, por pequeñas cosas...unos ojos, unos labios e incluso unas manos pueden servir para identificar a la persona amada entre una multitud...sigues tan poética como siempre... ¿como va la historia??

Zitrone dijo...

La historia sigue, sigue... últimamente más que nunca nos alimentamos de miradas robadas... Como tantas veces te dije, es tan difícil actuar...
Pero ver que os gusta mi historia me da ánimos. Y, ¿os habéis dado cuenta? Es el primer chico famoso por sus ojos...
Besicos de limón
P.D.: Tal vez algún día desarrolle este post tan corto, porque se basa en un encuentro que tuve con él hace dos días :)

Ohdiosa dijo...

ppuufff madre mía! desarrollalo! desarrollalooooo! jaja...como tantas veces te dije, hay que entrar en el juego y arriesgar, comprendo lo facil que es hablar y lo dificil que es actuar...

pd: ayer ví las alas de tu cazadora en la de un chico qeu caminaba delante de mi, solo que no eran azules sino verdes!!!

Anónimo dijo...

A veces un camuflaje no es tal, si no una manera de centrar la atención en lo que interesa ser contemplado. Y cuanta más concrección, más atracción.. (fatal? ;))

:*****

Zitrone dijo...

Ohdiosa: Me encantaría haber visto la cazadora de ese chico... A ver si me pongo y escribo el post :)
Y_W: Es imposible que él se esconda de mí :) ... Porque esa atracción fatal que tú dices existe...
Besicos de limón