viernes, 21 de septiembre de 2007

Intensidad

Salgo de una anestesia que jamás quise inyectarme. Que tus venenos corran por mis venas junto con tu carácter.
... Aunque a veces consigo algo parecido al olvido, una mala imitación de independencia de ti, me sonrío y sigo adelante. Sé que bastan tus ojos verdes para que arda París. O tu cercanía, o algunas palabras, o la risa tuya. Digamos que bastas tú. Para todo.
Eres como un astuto felino. Pero nadie como yo te caza; y cuando te busco de veras -porque quiero, porque lo necesito- te encuentro. Siempre.
Hoy... Hoy tan sólo quería verte y poder afirmarlo una vez más: me gustas. Estoy en pleno acceso de fiebre de ti. Por eso tan sólo escribo tonterías gastadas, nimiedades que todos han escuchado ya. Me concedo un rato, unas líneas concentradas a diario; para manejaros a ti y a la intensidad con que me atrapas.
¿Sabes? No querría conocer a quien pudiera hacer que te olvide. Una criatura tan fascinante seguro que sería peligrosa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora sé que me entiendes.
Ahora sí.
Precioso,Alize.
De lo mejor.

Anónimo dijo...

más peligrosa... querras decir, or donde te mueves no es precisamente por la seguridad de lo conocido aunque lo estes sientiendo desde hace mucho tiempo.
PD. se que lo sabes pero te lo recuerdo: no hay nadie que te cuide entre el centeno.

Zitrone dijo...

Inaccesible: ¿Lo ves? Latimos a la vez, y nos comprendemos. Siempre estoy encantada de leerte... Gracias.
Alansar: Tienes razón; no "peligrosa" sino "más peligrosa". No hay nadie en el centeno, pero... ¿quién puede resistirse a ese mar de espigas?
Besicos de limón