jueves, 2 de diciembre de 2010

Nieve (II)

... Todos le tememos a algo; sobre todo al frío. Sólo existen tres posibles grados de quemadura frente a los 273, 15 bajo cero. Así que teme, aterrorízate; siente cómo se te hiela el miocardio y con cada copo muere uno de sus latidos.
Acojónate.
La nieve es una lluvia blanca disfrazada de sicario. Y yo figuro en el top ten de su lista negra; culpable de asilar varias emociones prohibidas con rostro de preso político en el sótano de mi corazón.
Pero hoy no odio la nieve. Aunque sólo sea porque a ti te encanta.
Foto: 15 de Diciembre de 2009. Salamanca.

jueves, 24 de junio de 2010

Der Kuss

... Cada vez que me besabas, nos tatuabas en el cuadro de Gustav Klimt. Y una compleja ecuación demostraba que la unidad equivale a dos.
Ahora la nostalgia es el pan mío de cada día. Doscientos seis kilómetros multiplicados por tres meses hacen un dolor total de... Maldita sea, ¿qué unidad cuantifica las lágrimas?
La incomprensión forma parte del juego y viene de los dos bandos.
No quiero tu game over. To me you're perfect.
Y Septiembre es un bálsamo que el Verano me niega.

domingo, 30 de mayo de 2010

Hoy, triste (X)

Ayer la melatonina no acalló al yonqui dolor. Hoy, la cama se asemeja a un buen ataúd donde morir.
Hoy, triste.
Mi corazón abierto, sangrante y enamorado. Tu corazón tras el muro de Berlín y enamorado. Dos corazones que se quieren y tu miedo cerval a lo-que-nunca-debe-ser-hablado.
Yo no necesito saberlo. Sólo a ti.
Y de la silla a la cama no hay un metro sino un glaciar helado. Tengo frío.
Un no importa nada salvo tú, un siempre estaré contigo, un te amo.
Un fuerte abrazo. Cuánto dolían las ganas de besarte.
Un Verano que regresa como el viejo enemigo que siempre fue. Una última esperanza disfrazada de Septiembre.
Mi corazón roto que te mira. lo miras. Y repites un no.
Yo muero.
Hoy, triste.

sábado, 20 de febrero de 2010

Jack London (I)

He tenido tantas ganas de morder como los lobos de Jack London.
Fui Diablo. Atada a ti, necesitada de todo tu mal, yonqui del castigo. Aunque sin gruñido en los labios, sin ojos amargos. Sin paso rápido ni advertencia lenta.
Pero mi incomprensión era la misma.
¿Por qué yo? ¿Por qué, por qué, por... ? De entre todas, una más en la camada.
Y sin embargo, yo.
.
y yo.
Elegirme fue sentenciarme.
Por suerte, ahora ya sé qué significaba ese revólver en tus manos. Ya comprendo. Te enseño los dientes. Y tú comprendes.
Y nos ahorramos sangre.
¿Conocéis el relato "Diablo" de Jack London? Es uno de los mejores que he leído y leeré jamás. Nadie como London para desgranar la naturaleza del hombre y la esencia de lo salvaje, nadie.