domingo, 11 de febrero de 2007

La juventud

Lo veo todos los días. Todos los días tuerzo los labios en una sonrisa sardónica, que no expresa alegría; sino pura y dura ironía.
Ante la visión no puedo por menos que reír, reír internamente. Si ellas me vieran morirían de depresión. Es la risa de la que ve cómo la juventud se suicida. La risa de quien observa en asiento de primera fila la estupidez del género humano. La risa de quien se sabe a salvo.
Observo todos los días un puñado de adolescentes que no son como yo. Decididamente no. No quieren parecerse a mí; y no les culpo; puesto que yo tampoco deseo parecerme a ellas.
Son ya muchos años de conocernos; quizá trece, catorce... No sé. Mis ojos han visto cómo los ladrillos de su personalidad iban apilándose. Malas uniones entre ellos; cerámica de baja calidad, demasiada prisa en levantar el edificio... El resultado es una mente inmadura, superficial, aburrida.
Incapaces de tomar decisiones, de llevar las riendas de su -ridículamente triste- vida. Son esclavas del dueño de sus sábados -el alcohol- y de los trapitos de moda. Se horrorizan ante la visión de un simple Zara, se jactan de poseer un armario repleto de DKNY, Dolce&Gabanna, Adolfo Domínguez y algunas prendas de El Niño, Roxy o Pepe Jeans.
Todo el mundo sabe de su relación con Baba, el simpático marroquí del mercadillo de los sábados.
Amigas hasta la muerte; sí, pero con el puñal trapero tras la espalda, siempre a punto para degollar amistades íntimas. Con más riñas y reyertas entre ellas que muchos países conflictivos; todo un código de etiqueta en sus dos besos -más bien seco choque de pómulos- con los que tan bien fingen las bienvenidas. Corrillos en los recreos; comité oficial de crítica de ropa y relaciones personales; en sus manos está el ser bien visto o no.
Jóvenes en sus rostros -la capa de pote en ellos debería ser considerada un ochomil- pero viejas de corazón; lenguas que rezuman veneno cuando alguien pasa a su lado. Cotilleos de Súper Pop hicieron de ellas lo que son.
Qué terrible es que se compren los mismos pantalones; suplen su corta estatura con tacones de vértigo. Creo que siguen esa nueva religión que rinde culto a las planchas del pelo...
Por ellas sigue en antena Operación Triunfo, se lo graban cuando tienen exámenes, y aunque todos las tienen por empollonas -y lo son, además de pelotas redomadas- no es extraño que acaben tocadas por dos o tres o cinco o seis suspensos.
Pero qué más da; son monísimas... Sonrío para mis adentros; una carcajada que más bien parece una tos.
Blanco de las burlas de aquellos por cuyos huesitos se mueren. Frustradas en general en todos los aspectos de su vida, autolimitantes de su propia libertad, ignorantes de lo que suceda más allá de sus francesitas, ilusas que creen que el color dorado -a lo burbuja de Freixenet- las sienta bien...
Y yo convivo con ellas -y ellos- todos los días.
Y me descojono.

6 comentarios:

kutxi dijo...

La vida suele poner a cada uno en su sitio. No me refiero al tópico tan de peli yankee de que los 'guays' del instituto acaban fracasados y los 'nerds' se convierten en triunfadores millonarios. A veces pasa pero no tiene por qué. Recuerdo un imbecil integral que iba conmigo al instituto que estaba convencido de que se iba a forrar jugando al futbol, y lo cierto es que acabó ganando una copa de Europa. Pero tener algo de vida interior y construir una personalidad fuerte (con defectos y debilidades como todo el mundo, pero...) es imprescindible para poder soportar e incluso disfrutar luego del día a día. La vida puede ser una mierda o maravillosa, pero en eso no influye tanto lo exterior como lo que hay en la cabeza de cada cual.

Saludos.

Zitrone dijo...

En efecto Kutxi, lo importante en esta vida es eguir tu ptopio camino; y para eso hace falta tener algo de sangre en las venas...
Que siendo bueno o malo seas algo, vaya.
Besicos de limón

Ohdiosa dijo...

pues haces bien en "descojonarte"...a mi me aborrece salir un sabado noche y encontrarme con esas pandillas de niñas siamesas vestidas todas de la misma forma, peinadas y maquilladas igual...las odio!!

Zitrone dijo...

Como encima vivo en una ciudad pequeña, Ohdiosa...
Besicos cómplices

¡Ah! ¡Ah! ¡Me muero, idiota! dijo...

texto digno de ocupar una columna en un periódico. no hacen una revista o algo de fin de curso en tu instituto? mira a ver si te la dejan publicar ;)

Lo mejor de todo es q te vas a seguir riendo durante muchos años, una vez así ya no hay quien las cambie, por lo menos hasta donde he llegado yo a conocer...

Zitrone dijo...

Pues sí, tengo risa para rato largo...