Soneto al jazz
Eres, ojazos, muy parecido al jazz.
Tu melodía es tan alucinante
como seca y enjuta cual Rocinante
que frente al molino perdió batallas.
aunque sólo te encuentren lindas perras;
y entonces sí yacerán bajo tierra
los únicos labios que pudiste comer.
Conozco bien tu corazón de amianto
y de napalm mis ojos inundaré
hasta fundirlo junto con mi llanto.
Adiós, caballero con alma de chaqué;
ahí te quedes solo con tu espanto
y sueñes todo negro como el café.